Darla y la Aventura en Francia



Darla era una niña llena de energía y creatividad, pero a veces su comportamiento era un poco descontrolado. En su antiguo colegio, la maestra se quejaba de que no prestaba atención en clase y que interrumpía a sus compañeros. Un día, después de un incidente en el recreo con un grupo de niños, sus padres decidieron que era hora de un cambio.

"¡Darla!" - dijo su mamá con un tono serio "Vamos a enviarte a Francia para que empieces de nuevo y aprendas a ser más responsable."

"¿Francia?" - respondió Darla sorprendida. "¿Por qué? No quiero irme, me gusta mi casa."

"Lo sabemos, pero creemos que un nuevo lugar te ayudará a pensar un poco más en tus acciones y en cómo afectan a los demás" - explicó su papá.

Darla no estaba segura, pero sus padres estaban decididos. Al día siguiente, tomó un avión hacia Francia y, al llegar, todo le parecía tan diferente: los edificios, la comida, incluso el idioma.

Un día, mientras caminaba por su nuevo barrio, Darla escuchó a unos niños jugando a la pelota. Se acercó y se presentó.

"¡Hola! Soy Darla, recién llegada. ¿Puedo jugar con ustedes?"

"Claro, pero primero debes aprender las reglas de nuestro juego" - dijo uno de los niños, Max.

Darla estaba emocionada y se dispuso a escuchar las reglas. Sin embargo, después de un rato, no pudo evitar lo que siempre hacía: comenzó a interrumpir a los demás mientras explicaban cómo jugar. Max se detuvo y le dijo:

"Darla, si sigues así no podremos jugar juntos. Necesitamos turnarnos y escucharnos."

Darla se sintió mal por lo que había hecho. Tomó un respiro y se puso a pensar. Recordó lo que sus padres le habían dicho: que en Francia debía aprender a ser más responsable.

"Tienes razón, Max. Lo siento. Voy a escuchar y prometeré no interrumpir."

Con el tiempo, Darla se fue adaptando. Empezó a hacer nuevos amigos y aprendió a respetar sus turnos. Un día, sucedió algo inesperado.

"¡Darla! Hay un concurso de talentos en la escuela, ¡deberías participar!" - le dijo su amiga Sophie.

"¿Yo? Pero no sé hacer nada especial..." - respondió Darla, dudando.

"¡Claro que sí! Tienes una gran imaginación. Puedes contar una historia sobre tu aventura en Francia."

Después de pensarlo, Darla decidió que podría ser divertido. Se preparó con su nueva habilidad para escuchar y ensayó su relato. El día del concurso, subió al escenario con confianza. Mientras contaba su historia, los niños la escuchaban con atención. Cuando terminó, todos aplaudieron y la maestra anunció que, por su creatividad, había ganado el primer premio.

"¡Lo logré!" - exclamó Darla, emocionada. "Gracias por ayudarme a encontrar mi voz."

Días más tarde, recibió una carta de sus padres. Ellos estaban felices de saber cómo se estaba adaptando. Darla sonrió al leerla. Sabía que había aprendido una valiosa lección sobre ser responsable y escuchar a los demás. Y lo más importante, había encontrado su lugar y nuevos amigos en Francia.

Así, Darla se dio cuenta de que a veces, los cambios pueden ser difíciles, pero siempre traen una oportunidad para crecer y aprender cosas nuevas. Y todo esto, gracias a su viaje a un país tan diferente como Francia.

FIN.

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