David el dinosaurio lavaplatos


Había una vez un amigable dinosaurio llamado David, que vivía en un hermoso valle prehistórico. Aunque era un Tiranosaurio Rex, no le gustaba asustar a los demás animales, en lugar de eso, prefería hacer tareas cotidianas como fregar los platos del desayuno.

Un día, mientras David fregaba los platos, escuchó risas y cantos provenientes del bosque cercano. Se acercó con curiosidad y descubrió que todos los demás dinosaurios estaban disfrutando de una gran fiesta. David se sintió un poco triste al no haber sido invitado, pero en lugar de enojarse, decidió encontrar una forma de ganarse un lugar en la fiesta.

Decidió visitar al sabio Triceratops del valle, quien le enseñó que la mejor manera de ser parte de algo es mostrando amabilidad y generosidad. Con esta sabia enseñanza en mente, David se propuso hacer algo bueno por cada uno de sus vecinos.

Comenzó ayudando a un Pteranodon a construir un nido más resistente, luego ayudó al Triceratops a arreglar una cerca dañada y finalmente, ayudó a la mamá Brachiosaurio a buscar frutas para su pequeño. Con cada buena acción, David se ganó el cariño y la amistad de todos los habitantes del valle.

Pronto, la fama de David como un dinosaurio amable y servicial se extendió por todo el valle, y cuando los otros dinosaurios supieron que no había sido invitado a la fiesta, se sintieron avergonzados y decidieron organizar una gran celebración en su honor. Todos se reunieron para agradecer a David por su bondad y valentía, y desde ese día, David ya no tuvo que fregar los platos del desayuno solo, ¡porque ahora tenía muchos amigos dispuestos a ayudarlo!

Y así, David aprendió que la amabilidad y la generosidad siempre son recompensadas, y que la verdadera amistad se gana con actos de bondad y ayuda mutua. Desde entonces, el valle prehistórico fue un lugar aún más feliz, y David nunca se sintió excluido de las festividades de nuevo.

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