David en el Parque de los Desafíos
Era un lindo día de primavera y David, un niño curioso y valiente, decidió ir al Parque de los Desafíos. Siempre que David iba a ese parque, se encontraba con situaciones que lo hacían pensar y resolver problemas.
Al llegar, observó a un grupo de niños que parecía estar discutiendo. Se acercó y escuchó lo que pasaba.
"No podemos ponernos de acuerdo sobre qué juego jugar", decía Ana, la más pequeña del grupo.
David pensó un momento y dijo: "¿Qué tal si hacemos una lista de juegos y cada uno elige uno? Luego jugamos todos juntos!"
Los niños se miraron entre sí y asintieron. Después de hacer la lista, decidieron empezar con una carrera de sacos. Todos se divirtieron mucho, riéndose y compartiendo alegría.
Luego, mientras exploraba el parque, David vio a un perro que estaba atrapado en una cerca. Se acercó con cautela y notó que el pobre animal ladraba con angustia.
"No te preocupes, amigo. Voy a ayudarte!" dijo David.
David buscó un palito y lo utilizó para empujar la cerca un poco, mientras calmaba al perro hablando suavemente. "Tranquilo, ya casi!". Finalmente, el perro logró salir y, feliz, empezó a mover la cola.
"¡Gracias, chico! Eres un gran héroe!", ladró el perro con alegría.
David sonrió y siguió su camino, sintiéndose orgulloso. Pero pronto se encontró con otro desafío. Un grupo de niños estaba apilando piedras para construir un castillo, pero la torre se estaba derrumbando.
"¡Ay, eso no va a funcionar!" gritó Pablo, frustrado.
David, que siempre estaba dispuesto a ayudar, decidió intervenir. "Esperen! Tal vez si hacemos la base más ancha, nuestro castillo se mantenga en pie."
Con su idea, todos se pusieron a trabajar juntos, asegurando que el castillo tuviera una base sólida. Después de un rato, se dieron cuenta de que su creación era más fuerte y hermosa de lo que imaginaban.
"¡Lo logramos, amigos!", exclamó Ana emocionada.
Cuando la tarde comenzó a caer, David se sentó en un banco y pensó en todas las cosas que había aprendido. Asumió que, a veces, los problemas podían parecer grandes e imposibles, pero con creatividad, trabajo en equipo y un poco de valentía, siempre se podía encontrar una solución.
"¿Hay algo que no pueda resolver?", se preguntó, con una sonrisa en su rostro. El parque estaba lleno de posibilidades y David estaba listo para el siguiente desafío que se presentara.
Así, mientras se retiraba, se dio cuenta de que cada día en el parque era una nueva oportunidad para aprender y crecer entre amigos, ya sea jugando, ayudando o creando juntos. Cada situación problemática era solo un nuevo juego donde podía aportar su granito de arena y hacer que el día de alguien fuera mejor.
Fin.
FIN.