David y la Gran Aventura de la Montaña



Era un hermoso día soleado en la ciudad. David, un niño lleno de energía y ganas de explorar, miró por la ventana y vio a sus amigos preparándose para una excursión a la montaña. Celebraba su cumpleaños y no podía dejar de pensar en la diversión que estaban a punto de tener. Sin embargo, había un pequeño detalle: David usaba una silla de ruedas.

"- ¿Por qué no puedo ir yo también? - se preguntó David, un poco triste.

- ¡Claro que podés, David! - le dijo su hermana, Ana, con una sonrisa. - Hay muchas formas de disfrutar la montaña, y vamos a encontrar la mejor manera para que lo hagas.

David se iluminó. - ¿De verdad? -

- Sí, vamos a prepararnos. Primero, necesito que me digas qué te gustaría llevar.

Los dos empezaron a hacer una lista. David quería llevar su mochila con libros para leer bajo los árboles, su bocadillo favorito de galletas de chocolate, y, sobre todo, su cámara para tomar fotos de la aventura.

Ana y David comenzaron a preparar su excursión. Así, un par de días después, ese sábado llegó con una brisa fresca y un cielo despejado.

La mañana fue perfecta. Con su silla de ruedas especial, que tenía ruedas todoterreno, David y Ana se emprendieron hacia la montaña. Los amigos ya estaban esperando al pie del sendero, un poco sorprendidos al ver a David llegar de esa manera.

- ¡Mirá, el valiente David viene a conquistar la montaña! - exclamó Lucas, uno de los amigos.

- ¡Sí! ¡Estoy listo para la aventura! - respondió David, emocionado.

Mientras avanzaban, el camino se hacía un poco complicado en algunos lugares, pero Ana siempre estaba a su lado.

- - ¡David, aquí hay un saltito! - dijo Ana. - ¿Podés dar un pequeño empujoncito?

- ¡Voy! - con todas sus fuerzas, David hizo un esfuerzo y logró saltar el pequeño obstáculo.

Los amigos lo aplaudieron, y David sentir que estaba logrando algo grande.

Mientras seguían caminando, encontraron un lugar hermoso lleno de flores y mariposas.

- - ¡Parada técnica! - anunció Lucas. - Tomemos fotos para recordar este momento.

David sonrió y comenzó a capturar cada instante.

Sin embargo, después de un rato, los amigos decidieron escalar un poco más la montaña.

- - ¿David, te animás a seguir? - preguntó Sofía, que tenía una gran sonrisa en el rostro.

- ¿Hay un lugar diferente más arriba? - preguntó David.

- ¡Sí! ¡Es un lugar en la cima donde hay un lago hermoso!

- ¡Eso suena increíble! Pero no sé si puedo llegar hasta allá.

Ana se agachó y le dijo: - No te preocupes, David. Siempre hay formas de resolverlo. ¿Qué te parece si buscamos un camino alternativo, uno que se vea más fácil para tu silla?

- ¡Buena idea! - dijo David, sintiendo la adrenalina subir.

Los amigos empezaron a buscar juntos un sendero alternativo y después de unos minutos, encontraron uno que rodeaba la montaña.

- ¡Con esto, sabemos que podemos llegar! - exclamó Lucas.

Así, David se sintió tan determinado que, poco a poco, fueron ascendiendo juntos, ayudándose.

Finalmente, llegaron a la cima. Había un lago resplandeciente que reflejaba la luz del sol.

- - ¡Lo logré! - gritó David, saltando de alegría en su silla.

- - ¡Sí! ¡Lo lograste, amigo! - celebraron todos.

David tomó su cámara y comenzó a capturar el momento.

- - Esto es increíble, lo que más me gusta es que lo hicimos juntos - dijo con una enorme sonrisa.

Y así, David aprendió que no había montaña tan alta ni obstáculo tan difícil que no pudiera superar cuando se tenía el apoyo de la familia y los amigos, siempre dispuestos a encontrar soluciones juntos. La aventura no solo fue alcanzar la cima sino también el hermoso momento compartido y la amistad que fortalecen los lazos entre ellos.

FIN.

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