David y los Leones Astutos



Había una vez en un lejano reino, un niño llamado David. David era un niño valiente y curioso que siempre buscaba aventuras emocionantes.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, se encontró con una cueva misteriosa. Sin pensarlo dos veces, decidió entrar para descubrir qué secretos guardaba en su interior.

Al adentrarse en la cueva, David descubrió un pasadizo secreto que lo llevó a un lugar sorprendente: ¡el foso de los leones! En ese momento, sintió miedo recorrer todo su cuerpo al ver a las feroces bestias acercándose lentamente hacia él. "¡Oh no! ¿Qué hago ahora?", pensó David asustado.

Pero en lugar de dejarse vencer por el pánico, decidió mantener la calma y buscar una solución para salir de esa situación tan peligrosa. Observó detenidamente a los leones y notó que estaban muy delgados y débiles. "¿Estos leones parecen hambrientos... quizás si les doy algo de comer puedan calmarse", reflexionó David.

Sin dudarlo, revisó su mochila y encontró algunas frutas que había traído para su merienda. Con valentía, se acercó lentamente a los leones y les arrojó las frutas.

Los leones las devoraron rápidamente y luego miraron a David con curiosidad. "Creo que tienen hambre", dijo David tratando de comunicarse con ellos. Los leones comenzaron a rodear a David pero en vez de atacarlo, empezaron a seguirlo como si fueran cachorros juguetones.

Sorprendido por la reacción de los animales, David decidió liderarlos fuera del foso y juntos salieron de la cueva. Una vez afuera, los aldeanos que habían escuchado sobre la valentía de David corrieron hacia él para felicitarlo por haber domado a las fieras salvajes.

Desde ese día, David se convirtió en un héroe local y aprendió que no siempre es necesario enfrentar el peligro con violencia o temor; muchas veces la empatía y el ingenio pueden ser nuestras mejores armas.

Y así, entre risas y abrazos de sus vecinos, David comprendió que cada desafío puede convertirse en una oportunidad para crecer y demostrar nuestra verdadera fortaleza interior.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!