De Ayudante a Líder



Érase una vez un niño llamado Nicolás que vivía en un pequeño pueblo en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Nicolás era un niño alegre y curioso, pero lo que más le emocionaba era la llegada del verano.

Cada año, cuando el sol empezaba a brillar más fuerte y las temperaturas subían, Nicolás se llenaba de alegría. Un día, mientras paseaba por el parque con su perro Max, Nicolás notó algo diferente.

Había un cartel colgado en el árbol más grande que decía: "Se busca ayudante para cuidar la piscina comunitaria durante el verano". Los ojos de Nicolás se iluminaron al leerlo y supo que esa sería una oportunidad perfecta para disfrutar aún más del verano.

Sin perder tiempo, corrió hacia su casa para contarle a sus padres sobre la oferta de trabajo. Al llegar, encontró a su mamá cocinando y a su papá leyendo el periódico. "¡Mamá! ¡Papá! Tienen que escucharme", exclamó emocionado Nicolás.

Sus padres lo miraron con curiosidad y le pidieron que les contara qué había ocurrido. "Encontré un cartel en el parque buscando alguien para cuidar la piscina comunitaria este verano.

¡Y quiero ser yo quien lo haga!"Los padres de Nicolás sonrieron al ver la emoción en los ojos de su hijo. "Nicolás, nos parece una excelente idea", dijo su padre. "Sería una gran experiencia para ti".

Su mamá asintió con entusiasmo y agregó: "Además, podrías aprender mucho sobre el cuidado de una piscina y cómo mantenerla limpia y segura para todos". Nicolás estaba tan feliz que no podía contener su emoción.

Sabía que esta oportunidad le permitiría disfrutar del verano, aprender cosas nuevas y ayudar a los demás. El primer día como ayudante de la piscina comunitaria fue emocionante para Nicolás.

Aprendió cómo medir los niveles de cloro en el agua, limpiar las hojas que caían de los árboles y asegurarse de que todos los niños estuvieran a salvo mientras nadaban. Pero un día, una fuerte tormenta azotó el pueblo y la piscina se llenó de hojas y suciedad.

Nicolás sabía que debía hacer algo rápido antes de que alguien se lastimara al entrar en el agua turbia. Sin pensarlo dos veces, llamó a sus amigos del barrio para pedirles ayuda. Juntos, trabajaron arduamente durante horas para limpiar la piscina. Cuando terminaron, la dejaron impecable y lista para ser disfrutada por todos.

La comunidad quedó impresionada por la dedicación y compromiso de Nicolás. Los padres felicitaron al niño por su valentía y esfuerzo. A medida que pasaban los días, Nicolás aprendió más sobre liderazgo y trabajo en equipo.

También descubrió lo importante que era estar siempre atento a las necesidades de los demás. Al final del verano, cuando llegó el momento de cerrar la piscina hasta el próximo año, Nicolás se sintió orgulloso por todo lo logrado.

Había hecho nuevos amigos, aprendido muchas cosas interesantes e inspirado a otros con su pasión y dedicación. Ese invierno, Nicolás esperaba con ansias la llegada del próximo verano.

Sabía que sería otra oportunidad para disfrutar de las maravillas del sol, el agua y la diversión. Pero también sabía que había algo más importante: siempre estar dispuesto a ayudar y hacer una diferencia en la comunidad.

Y así, Nicolás se convirtió en un ejemplo para todos los niños del pueblo, demostrando que con entusiasmo y compromiso, cualquier sueño puede convertirse en realidad.

FIN.

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