De Dinosaurios a Homo Sapiens



Érase una vez, en un mundo muy lejano, una dinosaurio llamada Dina. Dina era un dinosaurio curioso que siempre soñaba con comprender el pasado de su especie y cómo el mundo había cambiado. Un día, mientras caminaba por el bosque, encontró una vieja piedra brillante.

"- ¡Mirá, una piedra especial!" pensó Dina. Mientras la examinaba, parecía que la piedra le susurraba historias antiguas. Con cada destello, una visión se formaba en su mente. Dina se vio a sí misma caminando junto a otros dinosaurios, pero luego empezó a ver cambios: enormes rocas caían del cielo y el ambiente se tornaba más hostil.

"- ¡Oh no! ¿Qué está pasando?" gritó Dina mientras veía a sus amigos dinosaurios agruparse, buscando refugio. Una erupción de cenizas cubría el cielo y el sonido de los truenos resonaba a su alrededor. Así fue como los dinosaurios comenzaron a desaparecer.

Después de esa gran extinción, Dina vio cómo pequeñas criaturas evolutivas comenzaron a adaptarse al mundo cambiante. Pasaron miles de años y los dinosaurios ya no estaban. Sin embargo, en su lugar, surgieron otras especies, criaturas pequeñas y ágiles que aprenderían a sobrevivir.

"- ¡Mirá esas criaturas! Se están volviendo nómadas, buscando comida y refugio," murmuró Dina, entusiasmada. La piedra brilló de nuevo y la llevó a un tiempo donde los primeros humanos empezaron a aparecer. Estos humanos utilizaban herramientas que hacían de piedras:

"- ¡Huesos! ¡Huesos! Usan huesos para hacer palos y puntas de lanza. ¡Qué ingeniosos!" exclamó Dina, admirando la creatividad de los nuevos habitantes del planeta.

Dina se dio cuenta de que esas criaturas nómadas habían aprendido a dominar el fuego. Lo utilizaban para cocinar y mantenerse a salvo de los depredadores.

"- El fuego les da calor y les ayuda a cazar. ¡Son muy inteligentes!" dijo Dina, maravillada por la adaptación de los primeros humanos. Pero incluso con sus habilidades, los humanos tenían sus desafíos.

Una noche, mientras Dina miraba las llamas danzar durante una reunión, un grupo de humanos se acercó aterrorizado.

"- ¡El gigante de piedra! ¡Nos está atacando!" gritaban. Dina se asustó y pensó que si tan solo pudiera ayudarles.

"- ¿Cómo puedo hacer para ayudarles?" se preguntó. Entonces, recordó las maderas que había visto en su viaje.

"- Yo puedo usar las maderas para hacer una trampa. Si los ayudo, ellos pueden aprender a vivir en paz. ¡Vamos, Dina! A trabajar!" La dinosaurio se hizo una promesa y comenzó a recolectar maderas del bosque.

Dina, con determinación, construyó una trampa para el gigante de piedra. Cuando el gigante se acercó, cayó en la trampa y los humanos pudieron sentirse a salvo.

Con el tiempo, los humanos aprendieron a construir refugios, utilizar el fuego más sabiamente y trabajar en grupo. Las historias de la gran dinosaurio que ayudó a su tribu se contaron de generación en generación.

"- ¡Gracias, Dina! Nunca olvidaremos lo que hiciste por nosotros," dijeron los humanos antes de que la dinosaurio despareciera tras los árboles.

Y así, con cada destello de la piedra, Dina llevó en su corazón las historias de valentía, creatividad y solidaridad. Sabía que aunque ella era un dinosaurio, siempre tendría un lugar en la historia del mundo y en el futuro de los nómadas que aprendieron a sobrevivir con fuego, piedras, maderas y huesos.

Así, el legado de Dina continuó viviendo, inspirando a quienes vinieron después a entender la importancia de la adaptación y la cooperación en su viaje por la vida.

FIN.

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