De pañales a independiente



Había una vez un niño grande llamado Lucas. Lucas tenía cinco años y aún usaba pañales, lo cual le hacía sentir muy incómodo.

Sus amigos en el jardín de infantes se burlaban de él y eso lo entristecía mucho. Un día, Lucas decidió que ya era hora de dejar los pañales y ser un niño grande. Habló con su mamá y le dijo: "Mamá, quiero dejar los pañales. Quiero ser como mis amigos del jardín".

La mamá de Lucas se alegró mucho al escuchar esas palabras. Le explicó a Lucas que para dejar los pañales necesitaría aprender a ir al baño solito y controlar sus ganas de hacer pis o caca.

Lucas estaba emocionado por este nuevo desafío. Su mamá le compró ropa interior nueva y le enseñó cómo usar el inodoro correctamente. Los primeros días fueron difíciles para Lucas.

A veces no alcanzaba a llegar al baño a tiempo y se hacía pis en la ropa interior. Pero su mamá siempre lo animaba diciéndole: "No te preocupes, Lucas. Es normal cometer errores al principio, pero poco a poco irás mejorando".

Lucas siguió practicando todos los días e iba mejorando cada vez más. Hasta que un día, cuando fue al baño sin ayuda de nadie, su mamá lo felicitó enormemente: "¡Bravo, Lucas! Estoy muy orgullosa de ti". Lucas sonrió felizmente al escuchar las palabras de su mamá.

Sabía que había logrado algo importante. Pero la historia no termina aquí... Un día en el jardín de infantes, Lucas tuvo un pequeño accidente. Se hizo pis en los pantalones y sus amigos comenzaron a reírse de él.

Lucas se sintió muy avergonzado y triste. Corrió al baño y se encerró en uno de los cubículos. Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro. En ese momento, apareció su amiga Sofía.

Ella había visto todo lo que había pasado y decidió ir a consolarlo. Sofía tocó la puerta del cubículo y dijo: "Lucas, no te preocupes por lo que digan los demás. Todos cometemos errores a veces".

Lucas abrió la puerta del baño y miró a Sofía con los ojos llenos de lágrimas. "¿De verdad crees eso?", preguntó entre sollozos. Sofía asintió con una sonrisa reconfortante. "Claro que sí, Lucas.

Lo importante es que estás intentando ser un niño grande y eso es valioso". Las palabras de Sofía hicieron sentir mejor a Lucas. Se dio cuenta de que todos cometían errores, incluso los adultos. No tenía sentido sentirse mal por algo tan normal como tener un accidente.

Desde ese día, Lucas siguió practicando para dejar los pañales sin importarle lo que dijeran sus amigos. Sabía que estaba haciendo algo importante para él mismo y eso era lo único que importaba.

Y así, poco a poco, Lucas logró dejar los pañales por completo. Ahora podía jugar con sus amigos sin preocuparse por nada más. La historia de Lucas nos enseña la importancia de no rendirse ante las dificultades y aprender a aceptarnos tal como somos.

Todos cometemos errores, pero lo importante es seguir adelante y aprender de ellos. Y recuerda, no importa el tamaño que tengas, siempre puedes lograr grandes cosas si te lo propones.

FIN.

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