Debora y la lección de honestidad


Debora era una niña muy trabajadora y ahorrativa. Desde pequeña había aprendido la importancia de cuidar el dinero y no gastarlo en cosas innecesarias.

Por eso, cuando su padre le pidió prestado un poco de dinero para solucionar un problema, ella accedió sin dudarlo. Sin embargo, el tiempo pasó y su padre nunca le devolvió el dinero que le había prestado. Debora intentó hablar con él varias veces, pero siempre encontraba excusas para no pagarle.

La situación comenzaba a frustrarla mucho y no sabía qué hacer al respecto. Una tarde, mientras caminaba por el parque pensando en su problema, se encontró con un anciano sabio que estaba sentado en un banco.

Debora se acercó a él y le contó su historia. "¿Qué puedo hacer para que mi papá me pague lo que me debe?", preguntó tristemente. El anciano sonrió y dijo: "Debora, recuerda siempre que la honestidad es la mejor política.

Si tu padre te debe dinero, debes pedirle que te lo devuelva sin miedo ni vergüenza". Debora pensó en las palabras del anciano durante toda la noche.

Al día siguiente decidió seguir sus consejos e ir a hablar con su padre nuevamente. "Papá -dijo Debora-, sé que tienes problemas económicos como para pagarme ahora mismo todo lo que me debes, pero podrías empezar a pagarme una pequeña cantidad cada mes hasta saldar tu deuda".

Su padre se sorprendió por la madurez de su hija y acepto el plan propuesto por ella. A partir de ese momento, Debora recibió un pequeño pago mensual de su padre hasta que finalmente logró pagarle todo lo que le debía.

La situación mejoró la relación entre ellos y Debora aprendió una valiosa lección sobre el valor del dinero y la importancia de ser honesto.

Desde entonces, siempre recordaba las palabras del anciano sabio cada vez que se enfrentaba a un problema difícil: "La honestidad es la mejor política".

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