Dejar atrás el humo


Erick era un hombre muy alegre que siempre tenía una sonrisa en su rostro. A pesar de esto, había algo que lo hacía sentir mal: su adicción al cigarrillo.

Él sabía que el tabaco era malo para su salud y había intentado dejarlo muchas veces, pero siempre volvía. Un día, Erick se despertó con un dolor en el pecho muy fuerte. No podía respirar bien y sentía como si le faltara el aire.

Su esposa llamó rápidamente a la ambulancia y lo llevaron al hospital. Los médicos hicieron todo lo posible para salvarlo, pero no pudieron hacer nada más por él. Erick murió de un ataque al miocardio causado por años de fumar.

Después de la muerte de Erick, su hijo Tomás decidió investigar sobre los peligros del tabaco. Quería saber cómo ayudar a las personas que estaban luchando contra esta adicción tan dañina.

Tomás visitó la biblioteca y leyó muchos libros sobre el tema. También habló con expertos en salud y asistió a charlas sobre cómo dejar de fumar. Finalmente, Tomás tuvo una idea brillante: crear un grupo de apoyo para las personas que querían dejar de fumar.

Este grupo estaría formado por exfumadores que habían pasado por lo mismo que ellos y podrían compartir sus experiencias.

Tomás convocó a una reunión en el parque del barrio e invitó a todos los vecinos interesados en dejar de fumar o ayudar a alguien más a hacerlo. La primera reunión fue un éxito rotundo. Un grupo variopinto se reunió bajo los árboles del parque: jóvenes y viejos, hombres y mujeres, todos unidos por una misma causa. "Hola a todos.

Mi nombre es Tomás y soy el hijo de Erick. Quiero ayudar a las personas que están luchando contra la adicción al tabaco", dijo Tomás. "Yo también quiero dejar de fumar", dijo una mujer mayor con voz temblorosa.

"Yo llevo años intentándolo sin éxito", agregó un hombre joven con desesperación en su mirada. Tomás escuchó atentamente a cada uno de los participantes y les habló sobre las opciones disponibles para ellos: parches de nicotina, pastillas, chicles, terapia conductual cognitiva, entre otros.

También les ofreció su apoyo personal como alguien que había visto los efectos del tabaco en su familia. Con el tiempo, el grupo creció y se convirtió en una comunidad fuerte y solidaria.

Los miembros compartieron sus historias de éxito e inspiraron a otros para seguir adelante. Juntos lograron vencer la adicción al cigarrillo. La historia de Erick sirvió como ejemplo para muchos vecinos del barrio que decidieron darle un giro radical a sus vidas.

Gracias al esfuerzo conjunto del grupo liderado por Tomás, muchas personas pudieron superar la adicción al tabaco y vivir más saludablemente.

La lección aprendida fue que nunca es tarde para cambiar nuestros hábitos dañinos si tenemos la voluntad suficiente para hacerlo y contamos con el apoyo necesario.

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