Delfi and the Lost Duckling



Había una vez un delfín llamado Delfi, que vivía en el hermoso océano junto a sus amigos. Un día, mientras nadaba por las aguas cristalinas, vio algo muy extraño flotando cerca de la superficie.

Se acercó curioso y descubrió que era un patito perdido. El patito estaba asustado y llorando.

Delfi se acercó al patito y le dijo: "¿Qué te pasa, amiguito? ¿Por qué estás tan triste?"El patito miró a Delfi con sus ojitos llenos de lágrimas y respondió: "Me he perdido de mi familia y no sé cómo volver a casa". Delfi sintió mucha compasión por el pequeño patito y decidió ayudarlo. Juntos, comenzaron su aventura en busca del hogar del patito.

Nadaron durante horas hasta que llegaron a una hermosa playa. "Creo que estamos cerca", dijo Delfi emocionado. Mientras caminaban por la playa, el cielo se oscureció rápidamente y comenzó a llover torrencialmente.

Los pobres amiguitos estaban empapados y temblaban de frío. Justo en ese momento, escucharon un ruido fuerte proveniente de la plaza cercana. Decidieron ir allí para refugiarse de la lluvia. Cuando llegaron a la plaza, encontraron muchos árboles cubiertos de flores coloridas bailando al ritmo del viento.

Los pajaritos cantaban melodías alegres mientras buscaban refugio bajo los techos de los edificios cercanos. Delfi y el patito se acercaron a un árbol y encontraron una pequeña cueva donde podrían resguardarse de la lluvia.

Se acurrucaron juntos para mantenerse calientes. Mientras esperaban a que la lluvia parara, Delfi le contó al patito sobre todas las cosas maravillosas que había visto en el océano.

Le habló de las hermosas criaturas marinas, los arrecifes de coral y los peces multicolores. El patito estaba fascinado con todas las historias de Delfi y se dio cuenta de lo afortunado que era de tener un amigo tan especial.

Y aunque extrañaba mucho a su familia, sabía que tenía un nuevo hogar con Delfi. Finalmente, la lluvia cesó y salieron de su escondite en busca del hogar del patito. Caminaron por senderos desconocidos hasta llegar a un río cercano.

El pato reconoció el lugar al instante y comenzó a nadar felizmente hacia su familia. Delfi despidió al patito con una sonrisa llena de alegría y tristeza al mismo tiempo. Sabía que extrañaría mucho a su nuevo amigo, pero estaba feliz porque ahora el patito estaba seguro en casa.

Desde ese día, Delfi siguió explorando el océano y haciendo nuevos amigos mientras compartía sus aventuras con ellos. Siempre recordaba al valiente patito perdido que había llegado a su vida en una mañana lluviosa en la plaza.

Y así, Delfi aprendió una valiosa lección: nunca debemos dejar pasar la oportunidad de ayudar a alguien necesitado porque tal vez podamos encontrar un verdadero amigo en el camino. Fin.

FIN.

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