Delfina y el Mundo Paralelo
En un rincón alejado del mundo, donde los arcoíris bailan en el cielo y los árboles susurran secretos, vivía Delfina, una unicornio curiosa y valiente. Su hogar, la Tierra Mágica de los Unicornios, era un lugar lleno de luz y alegría, donde cada día era una celebración. Sin embargo, Delfina siempre soñaba con la aventura, con descubrir qué había más allá de los colores de su amada tierra.
Un día, mientras exploraba el bosque, encontró un camino que jamás había visto. Siguiendo su instinto, comenzó a trotar por ese sendero misterioso.
"- ¿A dónde me llevará este camino?" se preguntó Delfina mientras continuaba avanzando.
Al final del sendero, se encontró frente a un gran arco iris brillante que la invitaba a cruzarlo. Intrigada, Delfina decidió dar el salto y, al hacerlo, se sintió envolverse en centelleos de luz.
Cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que estaba en un mundo completamente diferente. Era un lugar donde las criaturas que jamás había visto habitaban. Había dragones de colores, hadas danzarinas y hasta criaturas que parecían ser parte de árboles y flores.
"- ¡Hola! ¿Eres nueva aquí?" dijo un pequeño dragón azul que volaba alrededor.
"- Sí, me llamo Delfina. Nunca había visto un lugar así. ¿Qué son todos estos seres?" preguntó asombrada.
"- Somos seres mágicos de diferentes partes de la existencia. Este es el Mundo Paralelo. Cada uno de nosotros tiene una historia única. " respondió el dragón moviendo su cola colorida.
Delfina, fascinada, decidió conocer a cada uno de ellos. Al encuentro de cada nueva criatura, descubría historias sorprendentes sobre su vida y sus sueños.
Un día, conoció a un hada llamada Lila. Ella le habló sobre la flora especial que crecía solo en ese lugar.
"- ¡Nuestros árboles dan frutos que pueden curar las tristezas de los corazones!" exclamó Lila emocionada.
"- ¿En serio? ¿Y cómo puedo ayudar a que más corazones sean felices?" preguntó Delfina con curiosidad.
Lila, llena de entusiasmo, le mostró un árbol cuyas flores emitían un brillo suave. "- Podemos recolectar estos frutos y llevarlos a nuestro mundo para compartir su magia con los demás. "
Delfina, emocionada con la idea, reunió un grupo de criaturas de esa tierra para ayudarla. Juntos, empezaron a recolectar los frutos. Pero mientras trabajaban, una sombra oscureció el cielo. Era un dragón gigante que custodiaba la nube de lo que parecía ser un tesoro.
"- ¡No pueden pasar! Este tesoro es mío!" rugió el dragón gigante.
Delfina, aunque asustada, decidió hablarle. "- Queremos llevar alegría a nuestro mundo, por favor, danos la oportunidad de hacerlo. "
El dragón, sorprendido por su valentía, bajó la mirada. "- Nunca me han hablado de esa manera. La alegría me parece un tesoro muy valioso. "
"- Te prometemos que compartir la magia de tus frutos en mi mundo hará que todos sean más felices. " le contestó Delfina con sinceridad.
El dragón gigante, tocado por sus palabras, decidió dejarlos llevar algunos frutos a cambio de amistar con él. Así, Delfina y sus nuevos amigos cargaron con los frutos y cruzaron el arco iris una vez más.
De vuelta en la Tierra Mágica de los Unicornios, Delfina compartió los frutos con su comunidad. Todos los unicornios, así como otros seres mágicos, experimentaron una alegría intensa.
Delfina se sintió orgullosa de haber cruzado el arco iris, de haber conocido a nuevos amigos y haber aprendido la importancia de compartir la felicidad. También había hecho un nuevo amigo en el Dragón Gigante, quien luego visitó la Tierra Mágica, trayendo consigo historias de aventuras.
Y así, Delfina, la unicornio curiosa, descubrió que la amistad y el amor pueden crecer en cualquier lugar. Cada criatura y cada historia son parte de un viaje que vale la pena explorar en el mundo y más allá.
Delfina nunca dejó de soñar, y su corazón siempre estaba abierto a nuevas aventuras. La Tierra Mágica de los Unicornios nunca había sido tan alegre.
**Fin**
FIN.