Deméter y la llegada del invierno
Hace mucho tiempo, en un lejano lugar, vivía Deméter, la diosa de la naturaleza. Ella era quien se encargaba de que las plantas crecieran fuertes y sanas, y de que los campos estuvieran llenos de vida.
Deméter tenía una hija llamada Perséfone, a quien amaba con todo su corazón. Juntas, ellas dos pasaban sus días cuidando de las flores, los árboles y los animales del bosque. Pero un día, algo inesperado sucedió. Perséfone desapareció misteriosamente.
Deméter la buscó por todas partes, pero no lograba encontrarla. Finalmente, descubrió que Hades, el dios del inframundo, se la había llevado consigo. Deméter estaba desconsolada, y su tristeza se reflejó en el mundo entero.
Las flores se marchitaron, los árboles perdieron sus hojas y los campos se volvieron grises. Todos se preguntaban qué había sucedido. -¿Qué está pasando con la naturaleza, Deméter? -preguntaban los animales. -Mi querida hija ha sido llevada al inframundo.
Sin ella, no hay alegría en el mundo -respondía Deméter, con lágrimas en los ojos. Los dioses del Olimpo se enteraron de lo que había ocurrido y decidieron ayudar a Deméter. Juntos, buscaron la forma de traer a Perséfone de vuelta. Sin embargo, Hades no quería dejarla ir.
Finalmente, lograron llegar a un acuerdo: Perséfone pasaría una parte del año con Hades en el inframundo, y el resto del tiempo estaría con Deméter en la Tierra. Cuando Perséfone regresó, Deméter se llenó de alegría, y la naturaleza volvió a florecer.
Y así, cada año, cuando Perséfone se va con Hades, la tierra se vuelve fría y gris durante el invierno, pero cuando vuelve con su madre, llega la primavera y todo vuelve a ser hermoso y lleno de vida.
Y así, gracias al amor de una madre por su hija, la naturaleza renace una y otra vez, trayendo consigo la esperanza y la alegría.
FIN.