Demetria y el secreto de la cosecha


Demetria era una niña alegre y curiosa que vivía en un pequeño pueblo rodeado de campos verdes y frondosos. Desde muy temprano, antes de que saliera el sol, Demetria se levantaba con entusiasmo para cuidar sus siembras.

Era su responsabilidad asegurarse de que las plantas estuvieran saludables y crecieran fuertes. Un día, mientras caminaba por los campos, Demetria notó algo extraño. Una gran sombra cubría parte de sus cultivos.

Se acercó rápidamente y descubrió que un enorme árbol había crecido justo al lado de sus plantas. A primera vista parecía hermoso, pero estaba absorbiendo toda la luz del sol y dejando a las siembras sin nutrición. Demetria sabía que tenía que hacer algo al respecto.

Decidió pedir ayuda a su abuelo Pedro, quien siempre tenía buenos consejos sobre la naturaleza. "Abuelo Pedro, ¡un árbol gigante está dañando mis siembras! ¿Qué puedo hacer?"- exclamó Demetria preocupada.

El abuelo Pedro sonrió y le dijo: "No te preocupes, mi querida Demetria. Existen muchas formas de resolver este problema". Juntos idearon un plan para trasplantar el árbol a otro lugar donde no afectara las plantaciones. Reunieron herramientas como palas y sogas para realizar la tarea.

Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo lograron desenterrar el árbol cuidadosamente sin dañar sus raíces. Luego lo llevaron a una zona más alejada del campo donde pudiera crecer sin perjudicar a las siembras de Demetria.

Después de terminar su trabajo, Demetria observó cómo sus plantas volvían a recibir la luz del sol. Estaban más felices y comenzaron a crecer rápidamente.

La niña se sintió orgullosa de haber encontrado una solución y aprendió que siempre hay formas creativas de resolver los problemas. Pero el desafío no había terminado para Demetria.

Al día siguiente, cuando fue a revisar sus cultivos, descubrió que un grupo de conejos había invadido el campo y estaba comiendo todas las hojas tiernas de las plantas. Demetria estaba frustrada, pero recordó lo que su abuelo Pedro le había enseñado: "No te rindas fácilmente, encuentra una manera". Decidió construir una cerca alrededor del campo para proteger sus cultivos.

Usando ramas y alambres, construyó una barrera sólida que impediría el paso de los conejos hambrientos. Cuando terminó la cerca, Demetria notó cómo los conejos intentaban saltarla sin éxito. Sus plantaciones estaban seguras nuevamente.

La historia de Demetria se extendió por todo el pueblo y muchos niños comenzaron a admirarla por su ingenio y determinación. Inspirados por ella, también empezaron a cuidar sus propias siembras y buscar soluciones creativas ante cualquier obstáculo.

Demetria demostró que con perseverancia y pensamiento creativo se pueden superar cualquier desafío en la vida. Aprendió que trabajar en equipo y pedir ayuda cuando es necesario es parte importante del proceso.

Desde aquel día, cada vez que Demetria miraba sus plantas crecer fuertes y saludables, se sentía feliz y orgullosa de haber convertido su pasión por el campo en una valiosa lección de vida.

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