Dereck, el Dragón que Quería Ser Unicornio

Había una vez, en un bosque encantado, un joven dragón llamado Dereck. A diferencia de los otros dragones que eran fuertes y voladores, Dereck tenía un sueño que lo hacía sentir diferente: él quería ser un hermoso unicornio. Su corazón latía con fuerza cada vez que veía a los majestuosos unicornios trotar por el prado, con sus brillantes cuernos y crines coloridas.

Sin embargo, los demás dragones se burlaban de Dereck.

"¡No seas tonto, Dereck!" - le decían. "Los dragones volamos y lanzamos fuego, mientras que los unicornios solo galopan por los prados. ¡Eres un dragón y deberías estar orgulloso de ello!"

Dereck se sentía triste y solo. No entendía por qué no podía ser un unicornio y un dragón al mismo tiempo.

Un día, mientras volaba buscando un lugar tranquilo para pensar, se encontró con una anciana en medio del bosque. Era una maga llamada Mirabel, conocida por su bondad y sabiduría.

"¡Hola, pequeño dragón!" - le saludó Mirabel con una sonrisa cálida. "¿Por qué parece que llevas un peso en tu corazón?"

Dereck se tomó un momento antes de responder.

"¡Hola! Soy Dereck, y tengo un sueño... Quiero ser un unicornio hermoso, pero mis amigos dragones se ríen de mí. No sé qué hacer..."

La maga lo miró con ternura.

"Cada uno de nosotros tiene sueños que pueden parecer imposibles, pero recuerda, los sueños son muy poderosos. Puedo ayudarte, y juntos podemos hacerlos realidad."

Dereck sintió que su corazón se llenaba de esperanza.

"¿De verdad puedes ayudarme?"

"Sí, pero primero debes aprender a creer en ti mismo. La magia más grande viene del interior. Dime, ¿qué es lo que te hace querer ser un unicornio?"

Dereck pensó por un momento y respondió:

"Los unicornios son libres y traen alegría a todos. Quiero ser parte de esa felicidad, de esa belleza..."

Mirabel asintió y le dijo:

"Eso es hermoso, Dereck. La felicidad no se trata solo de apariencia, sino de cómo haces sentir a los demás. Recuerda que cada uno de nosotros es especial a su manera. Conoceremos a una anciana sabia que vivirá en el pueblo donde habitan los unicornios, y ella te revelará el secreto que buscas."

Dereck estaba emocionado y aceptó seguir a la maga. Juntos, emprendieron un viaje lleno de aventuras. Al llegar al pueblo, se encontraron con una anciana unicornio llamada Estrella, conocida por su sabiduría y belleza.

"¿Qué deseas, joven dragón?" - preguntó Estrella con voz suave.

Dereck, nervioso, respondió:

"Quiero ser un unicornio como ustedes..."

"Para ser un unicornio, no solo necesitas un cuerno o una crín brillante, Dereck. Lo que verdaderamente importa es tener un corazón lleno de amor y bondad. La verdadera magia está en hacer a otros felices."

Dereck reflexionó sobre sus palabras y recorrió varias escenas del bosque. Vio cómo los unicornios cuidaban de las flores, ayudaban a los animales y hacían sonreír a los niños que venían a visitar.

Finalmente, Dereck entendió que no necesitaba cambiar su forma.

"¡Lo entiendo! No necesito ser un unicornio para ser feliz. Puedo ser un dragón aventurero y aún así hacer feliz a los demás con mis propias cualidades."

La maga y la anciana unicornio sonrieron.

"Ese es el verdadero poder, Dereck. Tu autenticidad y bondad harán el cambio. Ahora ve y sé tú mismo. ¡Eres perfecto tal como eres!"

Dereck regresó a su hogar y decidió ser un dragón que aceptara su esencia. A partir de ese día, se esforzó por ayudar a otros animales, compartir su alegría y ser un amigo leal.

Los dragones, que antes se burlaban de él, comenzaron a notar su bondad y a unirse a sus aventuras.

"¡Dereck, eres un dragón especial!" - exclamaban sus amigos. "Nos haces sentir felices y valientes!"

Dereck había aprendido que uno no necesita que su apariencia cambie para volar alto, siempre que su corazón esté lleno de bondad. Así, se convirtió en el dragón más querido del reino y su sueño de hacer feliz a otros se había hecho realidad.

Y así, Dereck vivió feliz para siempre, siendo un dragón que iluminaba la vida de todos con su alegría y generosidad.