Desconectando el éxito



Había una vez un niño llamado Tomy que asistía a la escuela primaria. Tomy era un chico muy inteligente, pero tenía una debilidad: le encantaba usar su celular en clase mientras la profe Cappella no estaba mirando.

Un día, durante una de las clases de matemáticas, Tomy sacó su teléfono y comenzó a jugar un juego.

La profe Cappella estaba concentrada en explicar una fórmula complicada en el pizarrón y no se dio cuenta de lo que estaba haciendo Tomy. "Tomy, ¿me puedes decir cuál es el resultado de esta operación?" preguntó la profe Cappella. Tomy se quedó perplejo. No había estado prestando atención y no sabía la respuesta. "No lo sé", respondió tímidamente Tomy.

La profe Cappella frunció el ceño. Sabía que Tomy era más inteligente de lo que mostraba en ese momento. "¿Estás seguro de que estás prestando atención?", preguntó con voz firme la maestra. Tomy bajó la cabeza avergonzado.

Sabía que había sido atrapado y que había decepcionado a su maestra y a sí mismo. Decidió hacer algo al respecto. En los días siguientes, Tomy se esforzó por estar más presente en clase.

Dejaba su celular guardado en su mochila para evitar distracciones y prestaba mucha atención a las explicaciones de la profe Cappella. Descubrió que cuando ponía más empeño en aprender, todo parecía ser mucho más fácil.

Pero hubo un giro inesperado: resulta que uno de sus amigos, Juan, estaba teniendo problemas en matemáticas. Tomy decidió ayudarlo y lo invitó a estudiar juntos después de la escuela. "No sé si puedo hacerlo", dijo Juan con tristeza. "Las matemáticas son muy difíciles para mí".

Tomy lo miró con una sonrisa amistosa. "No te preocupes, amigo", le dijo. "Yo también solía tener problemas en matemáticas, pero aprendí que todo es más fácil cuando prestas atención y te esfuerzas por entender".

Los dos amigos pasaron muchas tardes estudiando juntos y practicando ejercicios de matemáticas. Pronto, Juan comenzó a comprender los conceptos y se dio cuenta de que las matemáticas no eran tan difíciles como parecían.

La profe Cappella notó el cambio en Tomy y su compromiso con el aprendizaje. Le felicitó por sus mejoras y por ayudar a su amigo Juan. "Estoy muy orgullosa de ti, Tomy", dijo la maestra con una sonrisa cálida.

"Has demostrado que puedes ser un gran alumno cuando te concentras en aprender". Tomy se sintió feliz consigo mismo por haber tomado la decisión correcta al dejar su celular a un lado e interesarse más por sus estudios.

Aprendió que el verdadero éxito viene del esfuerzo constante y de ayudar a otros a alcanzar sus metas. Y así fue como Tomy descubrió su potencial y logró superar sus debilidades gracias al apoyo de su maestra y amigos.

FIN.

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