Desconéctate y diviértete


Había una vez un niño llamado Santiago, a quien le encantaba jugar con su celular todo el día. Siempre estaba pendiente de las últimas aplicaciones y juegos que podía descargar para pasar horas y horas jugando.

Sin embargo, también disfrutaba mucho de jugar a la pelota en el parque con sus amigos. Pero cuando llegaba la hora de irse a casa, siempre prefería quedarse en casa pegado al celular.

Un día, mientras jugaba con su celular en el sofá de su casa, escuchó un ruido extraño afuera. Se asomó por la ventana y vio a sus amigos jugando al fútbol en el parque sin él. Santiago se sintió triste y solo.

Quería estar con sus amigos pero no quería dejar su celular. Pero entonces recordó lo divertido que era jugar al fútbol y decidió salir al parque. Cuando llegó, sus amigos estaban felices de verlo y lo invitaron a unirse al partido.

Al principio Santiago se sentía torpe porque hacía mucho tiempo que no jugaba, pero poco a poco fue recuperando el ritmo. Se divirtió tanto que ni siquiera pensó en su celular durante todo el partido.

Cuando terminaron todos estaban agotados pero muy felices. "¡Eso fue increíble!" exclamó uno de los amigos. "Sí", dijo Santiago sonriendo,"me había olvidado lo divertido que es jugar afuera".

Desde ese día Santiago empezó a pasar más tiempo fuera de casa con sus amigos, practicando deportes y haciendo actividades juntos sin depender tanto del celular. Aprendió que aunque los juegos pueden ser divertidos, nada supera la emoción y alegría de compartir momentos con amigos en el mundo real.

Y así, Santiago se convirtió en un niño más feliz y saludable, disfrutando lo mejor de ambos mundos: la tecnología y la vida activa al aire libre.

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