Descubriendo Amistad y Valores a través de los Libros
Érase una vez un niño llamado Martín, quien estaba a punto de comenzar su primer día de clases en la escuela San Antonio de la Villa.
Martín se sentía emocionado pero también un poco nervioso, ya que no conocía a nadie en ese lugar. Cuando llegó a la escuela, se encontró con la profesora Camila, una mujer amable y cariñosa que enseñaba educación física y salud.
Camila le dio la bienvenida a Martín con una gran sonrisa y le explicó lo importante que era cuidar su cuerpo y mantenerse activo. "¡Hola Martín! Me alegra mucho tenerte aquí. En esta clase aprenderemos cómo llevar una vida saludable a través del deporte y los buenos hábitos", dijo Camila.
Martín se sintió aliviado al ver lo amigable que era su profesora. Pasaron los días y Martín disfrutaba mucho las clases de educación física junto a sus compañeros.
Aprendió diferentes deportes como fútbol, básquetbol y hasta participó en carreras de atletismo. Un día, mientras jugaban al vóley en el patio de la escuela, Martín notó a un chico llamado Jaime sentado junto a unos libros. "¿Qué haces ahí?" preguntó curioso Martín.
"Estoy leyendo este libro interesante sobre animales exóticos", respondió Jaime. "¿Puedo verlo?" preguntó Martín emocionado. Jaime asintió con una sonrisa y juntos empezaron a leer el libro. Desde ese momento, Jaime se convirtió en el amigo inseparable de Martín.
Jaime tenía un talento especial para comprender textos y siempre estaba dispuesto a ayudar a Martín con sus tareas escolares. Le enseñaba técnicas de lectura, cómo subrayar las ideas principales y cómo hacer resúmenes.
Gracias a Jaime, Martín mejoró su comprensión lectora y se volvió un estudiante destacado en la escuela. Estaba emocionado de aprender cada día más y descubrir nuevos conocimientos. Un día, durante el recreo, Martín se encontró con el director de la escuela, un hombre amable llamado Don Juan.
"Hola Martín, me alegra verte tan entusiasmado en tu primer año aquí", dijo el director. "Gracias Don Juan, estoy muy contento de estar aquí", respondió Martín. "Recuerda que siempre puedes venir a mi oficina si necesitas hablar o tienes alguna inquietud.
Estoy aquí para apoyarte", añadió el director. Martín se sintió reconfortado al saber que tenía alguien en quien confiar dentro de la escuela. Sabía que podía contar con Don Juan cuando lo necesitara. Pero eso no era todo.
En su clase también había una maestra llamada Olguita, quien enseñaba valores y buenos modales a los niños. Olguita les hablaba sobre la importancia de ser respetuosos con los demás, ser honestos y ayudar a quienes lo necesitan.
Martín aprendió mucho de Olguita y comenzó a aplicar esos valores en su vida diaria. Ayudaba a sus compañeros cuando tenían problemas, compartía sus cosas sin dudarlo y siempre decía "por favor" y —"gracias" .
Con el tiempo, Martín se convirtió en un niño ejemplar en la escuela San Antonio de la Villa. Gracias a la profesora Camila, aprendió a cuidar su salud y mantenerse activo.
Con Jaime, mejoró su comprensión lectora y descubrió el amor por los libros. El director Don Juan siempre estuvo allí para apoyarlo y Olguita le enseñó importantes valores que lo guiaron en su camino.
Martín nunca olvidará esos primeros días de clases en la escuela San Antonio de la Villa, donde encontró no solo educación, sino también amistad, cariño y valores que lo acompañarían durante toda su vida.
FIN.