Descubriendo las Emociones



Había una vez un niño llamado Mateo, que tenía 6 años y estaba lleno de energía y curiosidad. Mateo vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y siempre encontraba algo emocionante para hacer.

Un día, mientras exploraba el bosque detrás de su casa, Mateo encontró una piedra brillante en el suelo. La levantó y sintió cómo la energía positiva fluía a través de él. "¡Wow! Esta piedra me hace sentir feliz", exclamó Mateo emocionado.

Decidió llevar la piedra a casa y mostrarla a sus padres. "-Mamá, papá, mira lo que encontré en el bosque", dijo Mateo mostrando orgullosamente la piedra brillante. Sus padres sonrieron al verlo tan entusiasmado.

A medida que pasaban los días, Mateo comenzó a experimentar diferentes tipos de ánimos y emisiones. Un día se sentía triste por perder su juguete favorito, pero luego se alegraba cuando lo encontraba debajo del sofá.

Otro día estaba enfadado porque sus amigos no querían jugar con él, pero luego se calmaba cuando descubría un nuevo juego divertido. Mateo también aprendió sobre las emociones negativas como el miedo y la vergüenza. Una tarde, mientras intentaba escalar un árbol alto, tuvo miedo de caerse.

Pero después de tomar algunas respiraciones profundas y recordar que había superado muchos retos antes, logró llegar a la cima con éxito.

Una noche antes de dormir, Mateo reflexionó sobre todas las emociones que había experimentado desde que encontró la piedra brillante. "- Mamá, papá, he aprendido que todas las emociones son normales y que está bien sentirse triste, feliz, enfadado o asustado", les dijo con una sonrisa en su rostro.

Sus padres se sintieron orgullosos de su hijo por haber aprendido una lección tan importante a una edad tan temprana. "-Mateo, estás creciendo y aprendiendo mucho sobre ti mismo. Es maravilloso ver cómo entiendes tus emociones", dijeron sus padres con cariño.

A medida que Mateo crecía, continuaba explorando diferentes actividades y desafíos. A veces ganaba y otras veces perdía, pero siempre recordaba la importancia de aceptar sus emociones y aprender de ellas.

Con el tiempo, Mateo se convirtió en un joven valiente y equilibrado emocionalmente. Ayudaba a sus amigos cuando estaban tristes o enfadados y compartía su sabiduría sobre las diferentes emociones con quienes lo rodeaban.

Y así fue como Mateo descubrió el poder de conocer y comprender sus propias emociones desde muy pequeño. Su historia inspiró a muchos otros niños a explorar su mundo interior y abrazar todas las experiencias que la vida les ofrecía. Fin

FIN.

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