Descubriendo las Formas
Una vez en el bosque encantado, Búho, un simpático habitante alado, decidió explorar y jugar con sus amigos, los animales del bosque. Un día, mientras revoloteaba entre los árboles, Búho encontró una esfera brillante y redonda.
- Hola, esferita bonita, ¿cómo estás? - saludó Búho curioso. La esfera le respondió con un brillo radiante, llenando de alegría el corazón del búho. - Soy una esfera, estoy llena de curvas y no tengo aristas ni vértices.
Me encanta rodar y dar vueltas - dijo la esfera con una voz suave. Búho observó maravillado la forma de la esfera y se sintió fascinado por su suavidad y redondez. Decidió jugar con ella, rodándola por el suelo y divirtiéndose mientras la veía girar.
Luego, Búho encontró un cubo de madera. - ¡Hola, cubito! ¿Cómo estás? - saludó Búho emocionado. El cubo contestó con entusiasmo. - Soy un cubo, tengo seis caras cuadradas iguales, con bordes y esquinas.
Me encanta encajar y formar estructuras sólidas - dijo el cubo con voz firme. Búho examinó con atención al cubo y se impresionó por sus líneas rectas y su forma compacta.
Decidió jugar a apilarlo y armar diferentes formas, sintiéndose emocionado al descubrir las posibilidades que ofrecía aquella figura geométrica. Finalmente, Búho encontró un prisma rectangular. - ¡Hola, prismi! ¿Cómo estás? - saludó Búho con curiosidad. El prisma respondió con entusiasmo. - Soy un prisma rectangular, tengo dos bases rectangulares y caras laterales también rectangulares.
Me encanta reflejar la luz y crear fascinantes efectos visuales - dijo el prisma con una voz brillante. Búho observó con asombro al prisma rectangular y se maravilló por las figuras que se formaban al reflejar la luz en sus caras.
Decidió jugar a descubrir los reflejos y las sombras que el prisma podía crear, experimentando con la luz y divirtiéndose al explorar sus propiedades mágicas.
Al final del día, Búho comprendió que las formas geométricas eran realmente especiales y que cada una tenía sus propias características y habilidades. Se sentía emocionado por haber jugado y aprendido con la esfera, el cubo y el prisma rectangular, y sabía que siempre recordaría aquel día mágico en el bosque encantado.
FIN.