Descubriendo los Valores



Era un día soleado en la ciudad, y Diego y Nuria estaban en casa preparándose para la llegada de su primera hija, Valentina. Ambos estaban muy emocionados, pero también se sentían un poco nerviosos por la responsabilidad que significaba ser padres. Decidieron que querían enseñarle los valores más importantes, para que crezca como una persona íntegra y generosa.

Una tarde, mientras ordenaban la habitación de Valentina, Nuria dijo:

"Diego, ¿cómo crees que le podemos enseñar a Vale sobre la superación personal? No quiero que se rinda ante los desafíos."

Diego pensó por un momento y respondió:

"Podríamos contarle historias sobre personas que enfrentaron dificultades y perseveraron. También podríamos usar ejemplos de nuestra propia vida."

Nuria sonrió, y juntos decidieron crear un libro de cuentos que incluyera historias sobre valores como la amistad, el respeto y la persistencia. Se pusieron manos a la obra.

Pasaron los meses y finalmente llegó el momento de presentar a Valentina al mundo. Ellos estaban despiertos toda la noche, cambiando pañales y aprendiendo lo que significaba ser padres. Con cada llanto, también llegó la oportunidad de enseñar algo nuevo.

Un día, Valentina comenzó a balbucear sus primeras palabras. Estaban jugando en el parque y Nuria sacó una hoja con un dibujo de una niña que volaba con una cometa.

"Mirá, Vale, esta niña es como tú. Está aprendiendo a volar alto a pesar del viento. Eso es perseverar. ¿Sabés qué significa?"

Valentina la miró con curiosidad y le respondió:

"¿Volar alto?"

Diego se acercó y explicó:

"Volar alto significa que, aunque enfrentes dificultades, tenés que seguir intentándolo. Como entrenar para hacer un deporte o aprender a andar en bicicleta."

Valentina sonrió y, desde entonces, cada vez que se caía o no podía hacer algo, miraba a sus papás y les decía:

"Voy a intentar de nuevo. Quiero volar alto."

Así pasaron los años, Valentina creció y se convirtió en una niña curiosa. Un día, se inscribió en un concurso de arte en la escuela.

"¡Mamá, papá! ¡Voy a participar!"

Diego y Nuria la apoyaron de inmediato:

"¡Qué emocionante, Vale! ¿Ya tenés tu idea?"

Valentina se quedó pensativa y dijo:

"Sí, pero tengo miedo de que no les guste a los jueces."

Nuria se arrodilló a su lado, mirándola con ternura:

"Vale, recordar que lo importante no es ganar, sino dar lo mejor de vos misma. Cada pintura es una aventura."

Valentina reflexionó sobre eso y decidió que, aunque terminaría su obra, lo haría por el placer de crear. El día del concurso, Valentina estaba nerviosa, pero recordó las palabras de sus padres. Presentó su pintura, una colorida representación de un arcoíris sobre un campo lleno de flores.

Cuando terminó el concurso, los jueces anunciaron a los ganadores, pero Valentina no obtuvo el primer lugar. Se sintió decepcionada y fue donde sus padres, con lágrimas en los ojos.

"No gané, mamita, papá. ¿Para qué sirvió todo?"

Diego se agachó y abrazó a Valentina.

"Vale, lo que realmente importa es el esfuerzo que pusiste. Aprendiste algo importante y creaste algo hermoso. ¡Ese es tu verdadero premio!"

Nuria, dándole un beso en la frente, dijo:

"Nunca te desanimes, cariño. Siempre habrá otra oportunidad."

Con el tiempo, Valentina comprendió que los desafíos son parte del camino hacia la súper formación personal. Y así, con el paso de los años, se convirtió en una artista exitosa, siempre recordando que la perseverancia y los valores inculcados por sus padres la llevaron a seguir soñando y creando.

Un buen día, decidió contarle a sus hijos la historia de cómo aprendió a volar alto, y así sus padres, Diego y Nuria, sonrieron, sabiendo que la semilla había sido plantada con amor y dedicación. La historia de Valentina no solo se trataba de triunfos, sino de todo el recorrido que la había formado como persona.

FIN.

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