Descubriendo Mi Interior
Era una vez en un encantador pueblito llamado Colores, una joven llamada Mery. Con su cabello rizado y una sonrisa que iluminaba hasta el día más nublado, Mery era conocida por su curiosidad. Pero aunque disfrutaba de su vida entre amigos y juegos, a menudo sentía que había algo más por descubrir dentro de ella misma.
Un día, mientras exploraba el bosque cercano, encontró una vieja puerta de madera cubierta de enredaderas. Intrigada, decidida a abrirla, dijo:
"¡Hola! ¿Hay alguien ahí?"
Para su sorpresa, la puerta chirrió y se abrió lentamente, revelando un camino iluminado por una luz suave y mágica. Sin pensarlo dos veces, Mery entró. Al cruzar el umbral, se encontró en un mundo lleno de colores vibrantes y melodías alegres, donde todo parecía posible.
Al instante, conoció a un pequeño pájaro azul llamado Azulito. Con una voz dulce, Azulito le dijo:
"¡Bienvenida, Mery! Este es el Reino de los Sentimientos. Aquí, cada aventura que vivas te ayudará a conocer más sobre ti misma."
Mery estaba emocionada y un poco asustada al mismo tiempo.
"¿Qué debo hacer aquí?"
"Simplemente sigue tu corazón y aprende de lo que encuentres", respondió Azulito con una sonrisa.
Mery caminó un poco más y llegó a un río que fluía suavemente. En las orillas, había un grupo de niños riendo, pero uno de ellos se veía triste. Se acercó a él y le preguntó:
"¿Por qué estás triste?"
El niño, llamado Lucho, miró a Mery y dijo:
"Perdí mi cometa en el árbol más alto de la colina y no sé cómo recuperarla."
Con valor, Mery le dijo:
"¡Vamos juntos! Yo te ayudaré."
Cuando llegaron al árbol, Mery sintió miedo, pero recordó las palabras de Azulito. En lugar de rendirse, dijo:
"¡Podemos hacerlo!"
Con determinación, Lucho y Mery utilizaron un palo largo para alcanzar la cometa. Cuando finalmente la recuperaron, ambos gritaban de alegría. Lucho sonrió como nunca antes.
"¡Gracias, Mery! No solo recuperé mi cometa, también aprendí que con ayuda, puedo enfrentar mis miedos."
Mery se sintió muy feliz, pero todavía había más que descubrir. Siguiendo el camino, llegó a una hermosa pradera llena de girasoles. En medio de ellos estaba una abejita llamada Bella.
"Hola, Mery! Estoy preocupada porque no encuentro a mis amigas. ¿Puedes ayudarme?"
Mery recordó lo que había aprendido de su primera aventura.
"¡Vamos a buscarlas juntas!"
A medida que exploraban la pradera, Mery vio a varias abejitas en un jardín cercano, recolectando néctar. Bella y Mery volaron juntas hacia el jardín, y en cuanto llegaron, Bella exclamó:
"¡Ahí están! ¡Gracias, Mery! Ahora, puedo seguir trabajando con ellas."
Mery estaba maravillada. Había aprendido que apoyarse en los demás y trabajar en equipo había hecho la diferencia. Pero todavía había más por descubrir.
Finalmente, llegó a un lago tranquilo donde vio su reflejo. De repente, su reflejo empezó a hablarle:
"Mery, has sido valiente y amable. Pero, ¿sabes qué? También es importante que te cuides a ti misma y que aceptes tus propias emociones, buenas o malas."
Mery asintió.
"A veces siento tristeza o miedo, pero no siempre sé qué hacer."
"Está bien sentir eso. Hablar de tus emociones es una parte importante de conocerte a ti misma. No tengas miedo de ser sincera con tus amigos y contigo misma."
En ese instante, Mery comprendió que su viaje interior era sobre aceptar todas sus emociones y aprender a vivir con ellas. Regresó al bosque, acompañada de Azulito y su nuevo amigo Lucho.
"Nunca pensé que un viaje podría enseñarme tanto sobre lo que hay dentro de mí misma" , escribió Mery en su cuaderno al final del día.
Y así, Mery regresó a casa con el corazón lleno de alegría, aprendiendo que el verdadero viaje interior es un camino que nunca termina, lleno de aprendizajes sobre la amistad, la valentía y el amor propio.
Cada vez que Mery se sentía perdida, recordaba su aventura y sabía que siempre podía encontrar el camino hacia su interior. En Colores, las aventuras de Mery continuaron, pero sabía que el viaje más importante era aquel que llevaba dentro de sí misma.
FIN.