Descubriendo nuestras fortalezas


Pedrito era un niño muy tímido, pero siempre estaba atento a todo lo que pasaba en su clase.

Un día, mientras la maestra explicaba una lección de matemáticas, Pedrito se dio cuenta de que no podía dejar de mirar a una niña llamada Sofía. Sofía era muy inteligente y siempre respondía las preguntas de la maestra con entusiasmo. Pedrito pensó que ella nunca podría estar interesada en alguien como él.

Pero eso no lo detuvo de querer conocerla mejor. Un día, durante el recreo, Pedrito decidió acercarse a Sofía. Se paró frente a ella y tartamudeando un poco dijo: "Hola... ¿quieres jugar conmigo?"Sofía sonrió y aceptó jugar con él.

A partir de ese momento, los dos se convirtieron en amigos inseparables. Pero un día, cuando estaban jugando al fútbol juntos, otro niño llamado Juanjo comenzó a burlarse de Pedrito por ser más pequeño que los demás niños.

Esto hizo sentir mal a Pedrito y pensó que tal vez nunca podría ser tan bueno como los demás niños en la escuela. "No te preocupes", dijo Sofía consolándolo. "Todos somos buenos para algo diferente.

"Pedrito reflexionó sobre estas palabras y decidió encontrar algo que fuera realmente bueno para él. Decidió intentar aprender nuevas habilidades y trabajó duro para mejorarlas cada día.

Después de unas semanas practicando mucho, llego el día del festival escolar donde había varias competiciones deportivas como carreras o saltos largos. El mismo Juanjo desafió a Pedrito diciéndole que no podría ganar en ninguna de las competencias. Pedrito decidió no rendirse y se esforzó al máximo en cada evento.

Al final del día, Pedrito había ganado varias medallas y trofeos, demostrando que todos somos buenos para algo diferente. Sofía lo felicitó por su desempeño y le dijo: "¡Eres increíble! Nunca pensé que fueras tan bueno en deportes". Pedrito sonrió y respondió: "Gracias a ti, Sofía.

Siempre me has apoyado". A partir de ese día, Pedrito se sintió más seguro de sí mismo y logró superar sus miedos e inseguridades gracias a su amistad con Sofía.

Y así aprendió una gran lección: nunca debemos juzgar a alguien por su tamaño o apariencia exterior porque todos tenemos habilidades diferentes que nos hacen únicos.

Dirección del Cuentito copiada!