Descubriendo Nuestras Habilidades



Había una vez un grupo de niños que se encontraba jugando en un parque. De repente, Jesucristo apareció ante ellos con una sonrisa en su rostro y les dijo: "¡Hola a todos! Hoy quiero contarles una historia muy especial".

Los niños se acercaron emocionados y se sentaron alrededor de Jesús para escuchar atentamente lo que tenía que decirles. También estaban presentes los apóstoles, quienes estaban ansiosos por aprender.

Jesús comenzó diciendo: "En un lejano pueblo vivían tres amigos llamados Mateo, Juan y Pedro. Un día, antes de emprender un largo viaje, el dueño del pueblo les entregó a cada uno diez monedas de oro".

Los niños escuchaban con atención mientras Jesús continuaba: "El dueño les dijo: "Quiero que cuiden estas monedas por mí mientras estoy fuera. A mi regreso, espero ver cómo han invertido mi dinero"". Mateo era muy inteligente y decidió invertir sus diez monedas en semillas para plantar árboles frutales.

Juan era habilidoso con las manualidades y usó su dinero para comprar materiales y hacer hermosos juguetes para vender. Pedro, sin embargo, tenía miedo de perder el dinero y decidió enterrarlo en el jardín.

Pasaron varios meses y finalmente el dueño regresó al pueblo. Llamó a los tres amigos para ver qué habían hecho con su dinero. —"Mateo" , dijo el dueño emocionado, "me alegra mucho decirte que tus árboles están llenos de frutas deliciosas.

Has multiplicado mis monedas y ahora tienes veinte monedas de oro". Mateo sonrió orgulloso y agradecido al dueño. —"Juan" , continuó el dueño, "tus juguetes son increíbles. Los niños del pueblo están encantados con ellos y he vendido muchos.

Has multiplicado mis monedas y ahora tienes veinte monedas de oro". Juan se sintió feliz por haber utilizado bien su talento. Por último, el dueño llamó a Pedro. Pero cuando descubrieron que había enterrado las monedas en el jardín, todos se sorprendieron.

"Pedro" , dijo el dueño decepcionado, "me has decepcionado. No has hecho nada con mi dinero y lo has enterrado en lugar de invertirlo. No te puedo confiar más cosas importantes". Pedro se sintió triste por no haber aprovechado la oportunidad.

Jesús miró a los niños y les dijo: "Esta historia nos enseña que todos tenemos talentos únicos que podemos utilizar para hacer cosas maravillosas en nuestras vidas.

Al igual que Mateo y Juan, debemos tener valentía para usar nuestros dones y multiplicarlos". Los apóstoles asintieron con la cabeza mientras Jesús concluía: "Recuerden queridos niños, no tengan miedo de mostrar sus habilidades al mundo, porque cada uno tiene algo especial para ofrecer.

¡Sean como Mateo y Juan, quienes supieron aprovechar sus talentos!"Los niños aplaudieron emocionados ante las palabras de Jesús mientras él desaparecía entre una nube brillante.

Desde ese día, los niños nunca olvidaron la historia de los talentos y siempre buscaron formas creativas de utilizar sus propios dones para hacer el bien en el mundo. Y así, cada uno de ellos logró multiplicar sus talentos y vivir una vida plena y feliz. Y colorín colorado, esta historia se ha terminado.

FIN.

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