Descubriendo nuestras raíces
Había una vez en la hermosa isla de Puerto Rico, un lugar lleno de magia y tradiciones, donde vivía un niño llamado Juanito.
Juanito era un jíbaro, descendiente de la mezcla entre indios españoles y negros que habían llegado a la isla hace muchos años. Juanito crecía rodeado de naturaleza, en medio de las montañas y los campos verdes. Desde pequeño, había aprendido a cuidar la tierra y a valorar cada fruto que ella le daba.
Su abuelo le enseñaba los secretos del campo, cómo sembrar las semillas y cómo cosechar con amor. Un día, mientras caminaba por el bosque, Juanito se encontró con una mariposa muy especial.
Era colorida y brillante como ninguna otra que hubiera visto antes. La mariposa parecía hablarle al oído:- ¡Hola, Juanito! Soy Mariposita Mágica. He venido a llevarte en un viaje extraordinario para descubrir tus raíces.
Sin pensarlo dos veces, Juanito subió sobre la espalda de Mariposita Mágica y volaron hacia el pasado. Aterrizaron en una pequeña choza donde encontraron a Taino, un valiente indio taíno. - ¡Saludos! - dijo Taino - Yo soy uno de tus ancestros indígenas.
Nuestro pueblo vivía en armonía con la naturaleza y respetábamos cada ser vivo que habitaba esta tierra. Juanito se emocionó al conocer sus raíces indias y comprendió lo importante que era cuidar el entorno natural.
Luego volaron hacia otro lugar y se encontraron con María, una hermosa mujer negra que cantaba mientras trabajaba en el campo. - ¡Hola, Juanito! - saludó María - Yo soy uno de tus ancestros africanos. Nuestra música y bailes llenaban de alegría nuestros días.
También luchamos por nuestra libertad y justicia. Juanito se emocionó al escuchar la historia de sus ancestros africanos y comprendió la importancia de la igualdad y el respeto entre todas las personas. Finalmente, Mariposita Mágica llevó a Juanito de regreso a su hogar.
El niño estaba lleno de alegría y gratitud por haber conocido sus raíces indias y africanas. Desde aquel día, Juanito decidió ser un verdadero jíbaro orgulloso de su mezcla cultural.
Cuidaría la tierra como lo habían hecho los taínos, cantaría con alegría como lo hacían sus ancestros africanos y compartiría con todos el valor de la diversidad. Y así fue como Juanito se convirtió en un ejemplo para todos los niños puertorriqueños.
Juntos aprendieron a amar su tierra, valorar su historia y celebrar las diferentes culturas que formaban parte de ellos. Y colorín colorado, este cuento del jíbaro mezcla terminado ha sido.
FIN.