Descubriendo talentos únicos


Había una vez en la paloma un par de ovejitas muy especiales. Eran dos ovejas de color azul que tenían la habilidad de volar por los cielos.

Todos en el campo quedaban maravillados al verlas surcar el aire con sus suaves alas azules. Pero un día, una terrible tormenta se desató sobre la paloma. Los fuertes vientos y la lluvia torrencial hicieron que las ovejitas perdieran su capacidad de volar.

Sus alas se mojaron y se volvieron pesadas, impidiéndoles alzar el vuelo nuevamente. Cuando los demás animales del campo se enteraron de lo ocurrido, en lugar de ayudar a las ovejitas, decidieron burlarse de ellas.

El gallo cantaba: "¡Miren a estas ovejas ridículas! ¡Ya no pueden volar como antes!". Las vacas mugían y decían: "¿Qué les pasó? ¡Ahora son solo unas ovejas normales!".

Las pobres ovejitas, entristecidas por las burlas, buscaron refugio bajo un frondoso árbol para protegerse de la tormenta y también del dolor que les causaban las palabras hirientes. Allí encontraron consuelo en la amistad mutua y prometieron no dejarse afectar por las crueles palabras. Pasaron los días y las semanas, pero aún seguían sin poder volar.

Sin embargo, eso no detuvo a nuestras valientes ovejitas azules. Decidieron aprender nuevas habilidades para demostrarle al resto del campo que eran más que unas simples ovejas con alas mojadas.

Una de las ovejitas, llamada Luna, descubrió que tenía un talento especial para el canto. Aprendió a entonar hermosas melodías y llenó el campo con su dulce voz. La otra ovejita, llamada Estrella, se dio cuenta de que era muy hábil en la pintura.

Creaba cuadros maravillosos con todos los colores del arcoíris. Un día, mientras Luna cantaba bajo el árbol y Estrella pintaba al sol brillante en su lienzo, los demás animales comenzaron a acercarse poco a poco.

El gallo dejó de reírse y escuchó atentamente la melodía de Luna. Las vacas quedaron asombradas cuando vieron los hermosos cuadros de Estrella. "-¡Wow! ¡Qué talentosas son!", exclamó el gallo sorprendido. "-Nunca antes había escuchado una voz tan bonita", agregaron las vacas admiradas.

Las ovejitas azules sonrieron tímidamente y compartieron sus habilidades con todos los animales del campo.

Todos aprendieron que cada uno tiene algo único y especial dentro de sí mismo y que no importa si no pueden volar como antes; siempre pueden encontrar nuevas formas de brillar. A partir de ese día, las ovejitas azules se convirtieron en verdaderas estrellas en la paloma. Su amistad inspiradora recordaba a todos que nunca debemos burlarnos ni menospreciar a otros por sus diferencias.

En cambio, debemos celebrar lo que nos hace únicos y aprender unos de otros. Y así fue como las dos ovejas azules demostraron al mundo que no necesitaban volar para ser especiales.

Su amistad y talentos eran más que suficientes para llenar de alegría el corazón de todos los animales en la paloma. Y colorín, colorado, esta historia ha terminado.

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