Detectives en la Distancia
En una bulliciosa mañana en Nueva York, el detective aficionado Draco miraba por la ventana de su pequeño departamento. Mientras observaba el ir y venir de la gente, un misterioso mensaje apareció en su computadora. "¿Por qué no resolvemos el crimen perfecto juntos?" se leía en la pantalla. Intrigado, decidió responder.
Mientras tanto, al otro lado del mundo, en Tokio, Alex también estaba leyendo el mensaje que había llegado de un desconocido. "¿Crimen perfecto? Me gusta el desafío," pensó para sí mismo mientras comenzaba a escribir. "¿Quién sos y cómo vamos a hacerlo?"
Días después, Draco y Alex se conectaron por video llamada.
"Soy Draco de Nueva York. ¿Y vos?" -se presentó Draco, emocionado.
"Hola, soy Alex de Tokio. Estaba pensando en un caso que ocurrió aquí, una valiosa estatua desaparecida. ¿Te interesa?" -respondió Alex.
"¡Claro! Eso podría ser nuestra pista inicial. Pero, ¿por qué no encontramos pistas en ambos lugares?" -sugirió Draco.
Ambos detectives comenzaron a investigar. Alex se adentró en los archivos de la policía local mientras que Draco exploró las redes sociales. Iban intercambiando ideas y pistas a través de su computadora, trabajando como un equipo, a pesar de la distancia.
Una noche, mientras revisaba las fotos de la estatua desaparecida, Alex notó algo curioso. "En la imagen, el fondo tiene un edificio que se parece al del Parque Central de Nueva York. ¿No hay otras estatuas allá?" -preguntó intrigado.
"Sí, hay muchas, pero es extraño que una estatua de Tokio aparezca aquí. Quizás el ladrón tiene conexiones en ambas ciudades" -contestó Draco.
Los dos detectores comenzaron a juntar las piezas del rompecabezas. Enviaron mensajes a todas las personas que podían conocer sobre la estatua y las posibles conexiones. Un día, Draco encontró una pista reveladora en una fotografía. "¡Mirá! Aquí está una carta que parece haber sido enviada desde Tokio. Habla de la estatua y menciona a un coleccionista famoso en Nueva York" -exclamó emocionado.
"Podría ser el ladrón. Deberíamos investigar ese coleccionista. ¿Tenés su dirección?" -preguntó Alex mientras tomaba notas.
Draco buscó el nombre en Internet y encontró una dirección. "Sí, puedo ir a visitarlo. De tu lado, ¿podrías hacer una llamada para saber si está en el país?"
"¡Buena idea! Voy a contactar a un amigo de la policía" -respondió Alex, con la emoción a flor de piel.
Al día siguiente, Draco fue a la casa del coleccionista, pero nadie abrió la puerta. "¿Y si se escapó?" -pensó, mirando alrededor. Justo cuando estaba a punto de irse, notó un pequeño jardín donde había algunas estatuas.
Mientras tanto, Alex recibió una respuesta que lo dejó atónito. "El coleccionista está de viaje en Nueva York. ¡Podés ir!" -le dijeron desde la policía.
Con la tensión en el aire, los dos se coordinaron para reunirse. En cuanto Draco volvió al departamento, pensó en lo que Alex había dicho. "Debemos encontrarnos, y juntos podremos resolverlo todo".
Finalmente, se encontraron en el parque Central, donde compartieron todas las pistas que habían encontrado. "Los dos hemos trabajado muy bien. Es hora de unir nuestras piezas" -dijo Draco.
Los detectives idearon un plan para atrapar al coleccionista cuando regresara. Esperaron pacientemente. Al tercer día vieron llegar a un hombre, y comenzaron a seguirlo.
"¡Es él!" -susurró Alex.
El coleccionista se dirigió a un antiguo almacén al lado de su casa. Con astucia, Draco y Alex se escondieron detrás de unos contenedores. Escucharon al coleccionista hablando con otra persona sobre la estatua.
"Disculpe, señor!" -gritó Alex, mientras aparecía.
El coleccionista se puso pálido y trató de escapar, pero Draco lo detuvo. "¡No puedes huir!" -exclamó.
Los detectives llamaron a la policía y el coleccionista fue arrestado. "Gracias a tu ayuda, Alex, logramos resolverlo" -dijo Draco, mientras se daban la mano.
A lo lejos, sirenas sonaban. Los detectives habían logrado resolver el crimen perfecto, aun sin haberse conocido antes.
"Tal vez podamos hacer esto de nuevo alguna vez" -sugirió Alex con una sonrisa.
"Definitivamente, mi amigo. ¡Hay muchos crímenes que resolver!" -respondió Draco. Y así, aunque vivían lejos uno del otro, la amistad y colaboración les había permitido hacer justicia.
Desde entonces, los dos detectives siempre se mantenían en contacto. A través de computadoras y pantallas seguían trabajando juntos, resolviendo misterios en un mundo cada vez más conectado.
FIN.