Día de juegos en la playa


Alicia y Pedro estaban tan emocionados que no podían parar de saltar en el auto camino a la playa.

El sol brillaba en lo alto del cielo, las gaviotas volaban por encima y el sonido de las olas rompiendo en la orilla se escuchaba a lo lejos. Al llegar, los papás de Alicia y Pedro extendieron una gran manta sobre la arena para instalarse cómodamente. Los niños corrieron hacia el mar, riendo y gritando de alegría.

Se quitaban los zapatos y sentían la frescura de la arena bajo sus pies. -¡Qué lindo está el mar! -exclamó Alicia mientras saltaba sobre las olas. -¡Sí! ¡Es genial! -respondió Pedro, chapoteando felizmente en el agua.

Después de un rato jugando en el mar, decidieron construir un castillo de arena juntos. Se pusieron manos a la obra, llenando baldes con arena húmeda y moldeándola con cuidado. Pronto tenían un castillo digno de reyes y reinas.

De repente, una ola más grande que las demás se acercó rápidamente hacia ellos. Antes de que pudieran reaccionar, ¡el castillo fue arrastrado por el agua salada! -¡Oh no! ¡Nuestro castillo! -gritó Alicia con tristeza.

-Tranquila, podemos construir otro -dijo Pedro tratando de consolar a su hermana. Y así lo hicieron. Esta vez decidieron hacerlo aún más grande y resistente. Trabajaron juntos con entusiasmo hasta que finalmente lograron levantar un castillo impresionante que desafiaba al mar.

Mientras tanto, sus papás habían preparado una merienda deliciosa: sándwiches frescos, frutas jugosas y helados para refrescarse. Todos disfrutaron juntos bajo la sombra de una carpa improvisada. Ya atardeciendo, era hora de regresar a casa.

Los niños estaban cansados pero felices después de un día lleno de diversión en la playa. Guardaron con cuidado sus tesoros recolectados: caracolas brillantes y piedras redondeadas como recuerdos especiales del día.

En el camino de vuelta, Alicia miró a su hermano con una sonrisa radiante y dijo:-Gracias por ser mi compañero hoy, Pedro. ¡Fue un día increíble! -Y gracias a vos también, Alicia. ¡Jugar contigo es lo mejor! -respondió Pedro con alegría.

La familia llegó a casa con corazones llenos de amor y recuerdos inolvidables de su día en la playa juntos. Y aunque el verano estaba llegando a su fin, sabían que siempre tendrían esos momentos especiales para recordar en los días grises que vendrían.

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