Diego y el bosque encantado
Diego vivía en un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque. Un día, decidió explorar el bosque por su cuenta, a pesar de las advertencias de sus padres. Emocionado, se adentró cada vez más en el denso bosque, y pronto se dio cuenta de que estaba perdido.
Diego se sentó en un tronco caído, con lágrimas en los ojos, cuando de repente escuchó un suave zumbido. Al mirar a su alrededor, descubrió que estaba rodeado por una variedad de animales: un zorro, un búho, un conejo y un ciervo. Los animales se acercaron a Diego con curiosidad y le preguntaron por qué estaba llorando. Diego explicó que se había perdido y no sabía cómo regresar a casa.
El amable zorro se adelantó y le propuso a Diego que lo guiara de regreso a su pueblo. Antes de partir, el búho le advirtió a Diego sobre las peligrosas corrientes de los ríos y le dio consejos para evitarlas. El conejo le mostró cómo encontrar agua fresca y comida segura en el bosque. El ciervo, por su parte, le enseñó a reconocer el camino por las estrellas durante la noche.
Con la ayuda de sus nuevos amigos, Diego emprendió su camino de regreso. En su travesía, se encontraron con un puente roto, pero el zorro recordó un antiguo sendero secreto que los llevaría al otro lado. Luego, al acercarse al río, el consejo del búho les salvó de caer en las peligrosas corrientes. Llegada la noche, el ciervo les mostró cómo orientarse por las estrellas, y finalmente, al amanecer, encontraron el sendero que los llevaría de regreso al pueblo.
Los padres de Diego, junto con la gente del pueblo, estaban asustados y aliviados al mismo tiempo al verlo regresar sano y salvo. Diego les contó su increíble aventura y cómo los animales del bosque lo habían ayudado a encontrar su camino de regreso. A partir de ese día, Diego valoró aún más la importancia de respetar la naturaleza y agradecer a los animales que habitan en el bosque por su invaluable ayuda.
Diego nunca olvidaría la valiosa lección y la amistad que había encontrado en el bosque encantado.
FIN.