Diego y la mariposa inquieta



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Diego. Diego tenía 2 años y medio y era el sobrino de Martina.

Desde que era muy pequeño, se destacaba por sus ojos marrones grandes y sus pestañas frondosas. Diego era un niño muy curioso y activo. Siempre estaba explorando su entorno, descubriendo nuevas cosas y aprendiendo cada día algo nuevo.

A Diego le encantaba jugar con su tía Martina, quien siempre estaba dispuesta a divertirse con él. Un día soleado, mientras jugaban en el jardín, Diego encontró una mariposa revoloteando entre las flores. Se emocionó tanto al verla que empezó a correr tras ella intentando atraparla.

La mariposa volaba cada vez más alto y rápido, pero eso no detuvo a Diego. Martina observaba la escena con una sonrisa en el rostro mientras pensaba cómo ayudar a su pequeño sobrino a alcanzar su objetivo.

Decidió contarle una historia sobre la paciencia y la perseverancia. —"Diego" , dijo Martina con voz dulce, "¿sabías que las mariposas son criaturas muy especiales? Ellas pasan por diferentes etapas de transformación antes de convertirse en hermosas mariposas".

Los ojos de Diego se iluminaron aún más ante la historia de su tía Martina. "Pero para poder atrapar una mariposa", continuó Martina, "necesitas tener mucha paciencia y esperar el momento adecuado". Diego dejó de correr tras la mariposa e hizo caso a las palabras de su tía.

Se sentó en el césped y comenzó a observar cómo la mariposa volaba de flor en flor. "¿Crees que podré atraparla algún día, tía Martina?" preguntó Diego con curiosidad. "¡Claro que sí, Diego!" respondió Martina.

"Si tienes paciencia y perseveras, seguro lograrás tu objetivo". Diego decidió entonces esperar el momento adecuado. Pasaron varios minutos mientras él seguía observando cada movimiento de la mariposa. De repente, la mariposa se posó suavemente sobre una flor cercana.

Diego se levantó emocionado y caminó lentamente hacia ella para no asustarla. Extendió su mano con delicadeza y logró atraparla sin lastimarla. Martina aplaudió emocionada por el logro de Diego.

Él estaba radiante de felicidad al haber atrapado finalmente a la mariposa que tanto había deseado. A partir de ese día, Diego aprendió una valiosa lección sobre la importancia de tener paciencia y perseverancia en todo lo que hacemos.

Comprendió que no siempre podemos conseguir lo que queremos inmediatamente, pero si somos persistentes y nunca nos rendimos, tarde o temprano alcanzaremos nuestras metas. Y así fue como Diego siguió creciendo, explorando e aprendiendo nuevas cosas junto a su tía Martina.

Siempre recordaría aquel día en el jardín como un momento especial en el cual descubrió las virtudes de la paciencia y la perseverancia.

FIN.

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