Diego y María, Amigos del Zoológico


Diego estaba muy emocionado. Era un día soleado y perfecto para ir al zoológico con sus papás. Desde que se levantó, no paraba de hablar sobre todos los animales que quería ver.

Al llegar al zoológico, corrió hacia la zona de las serpientes. Siempre le habían llamado la atención por su forma tan diferente de moverse. Se acercó a una jaula donde había una serpiente verde y amarilla.

"¡Mira mamá, papá! ¡Qué bonita es esta serpiente!", exclamó Diego señalando a la serpiente Maria. Sus padres sonrieron y se acercaron para observarla también. La serpiente Maria levantó la cabeza y los miró fijamente con sus ojos brillantes. "Hola, soy Maria.

¿Son ustedes nuevos por aquí?", dijo la serpiente con una voz suave y amigable. Diego dio un paso atrás sorprendido. Nunca había visto a una serpiente hablar antes. "¡Wow! ¡Eres increíble! Sí, somos nuevos aquí.

Mi nombre es Diego, y ellos son mis papás", respondió Diego emocionado. "Es un placer conocerlos. ¿Les gustaría que les cuente un poco sobre mí? Muchas personas tienen ideas equivocadas sobre las serpientes", propuso Maria con amabilidad. Diego asintió emocionado, mientras sus padres escuchaban atentamente.

Maria les contó cómo las serpientes son criaturas fascinantes que juegan un papel importante en el equilibrio de la naturaleza. Les explicó que no todas eran venenosas ni peligrosas, como muchos creen erróneamente.

"¡Guau, nunca lo hubiera imaginado! Eres realmente especial, Maria", exclamó Diego admirando a su nueva amiga serpentil. Pasaron horas charlando y aprendiendo cosas nuevas sobre el mundo de las serpientes.

Diego descubrió que tenían mucho en común: ambos les encantaba explorar y aprender sobre el mundo que los rodeaba. Al final del día, cuando ya era hora de irse, Diego se despidió con tristeza de Maria pero prometió volver a visitarla pronto.

Desde ese día en adelante, cada vez que iba al zoológico, Diego pasaba horas conversando con su amiga Maria. Aprendió a valorar a las serpientes y a respetar a todas las criaturas vivientes en nuestro planeta.

Y así fue como Diego descubrió que la verdadera belleza está en la diversidad y en la capacidad de abrir nuestra mente para apreciar lo maravilloso que es nuestro mundo animal.

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