Diego y su guitarra
Diego Salvucci era un niño de 10 años que siempre había sentido una gran atracción por la música. Desde muy pequeño, escuchaba con atención cada canción que sonaba en la radio y en la televisión.
Pero lo que realmente lo emocionaba eran las melodías que salían de una guitarra. Un día, Diego tuvo la oportunidad de asistir a un concierto de su banda favorita.
Cuando vio al guitarrista tocar sus solos con tanta pasión, supo que ese era el instrumento que quería aprender a tocar. "Mamá, papá, quiero aprender a tocar la guitarra", dijo Diego animado. "¿Estás seguro? Aprender a tocar un instrumento requiere mucho esfuerzo y dedicación", respondió su padre. "Sí, estoy seguro.
La guitarra es mi pasión", afirmó Diego con convicción. Sus padres aceptaron y buscaron un profesor particular para él. Al principio, Diego se frustró porque no lograba sacar ninguna nota clara del instrumento.
Pero poco a poco fue mejorando gracias a su perseverancia y práctica diaria. Con el tiempo, Diego comenzó a componer sus propias canciones y soñaba con algún día subirse al escenario como lo hacía su ídolo guitarrista en aquel concierto inolvidable.
Pero no todo sería fácil para Diego. Un día llegó al colegio sin su guitarra porque se le había olvidado en casa.
Ese mismo día estaba programada una presentación musical en el patio del colegio y él debía acompañar a sus compañeros con la guitarra. Se sintió tan mal por haber fallado en algo tan importante para él que decidió abandonar la música. "No quiero seguir tocando la guitarra. Soy un fracaso", le dijo a sus padres con lágrimas en los ojos.
"Diego, el fracaso no está en cometer errores, sino en no levantarse después de caer. Si realmente amas tocar la guitarra, no debes rendirte tan fácilmente", le respondió su madre.
Con esas palabras, Diego encontró el valor para retomar su pasión por la música y continuó practicando con más fuerza que antes. Aprendió a superar los obstáculos y nunca más volvió a abandonar su sueño de ser un gran guitarrista.
Finalmente, llegó el día en que tuvo la oportunidad de presentarse en un pequeño bar local. Cuando subió al escenario y comenzó a tocar su guitarra con tanta pasión como siempre lo había hecho, se dio cuenta de que había logrado cumplir su sueño.
Y así fue como Diego Salvucci se convirtió en uno de los mejores guitarristas del país, inspirando a muchos niños y jóvenes a seguir sus sueños sin importar las dificultades que puedan encontrar en el camino.
FIN.