Diego y su viaje al baño



Había una vez un niño llamado Diego que asistía a la escuela junto a sus amigos.

Aunque era muy inteligente y divertido, tenía un pequeño problema: no sabía cómo dejar de jugar o hacer sus actividades para ir al baño cuando lo necesitaba. A menudo, Diego se hacía pipí encima porque estaba tan concentrado en sus juegos que olvidaba por completo las ganas de ir al baño.

Sus amigos se preocupaban mucho por él y trataban de ayudarlo, pero parecía que siempre le pasaba lo mismo. Un día, Diego aguantó tanto las ganas de ir al baño que terminó enfermándose de la vejiga.

Estuvo varios días en cama sin poder jugar con sus amigos ni hacer ninguna actividad divertida. Se sentía muy triste y arrepentido por no haber prestado atención a su cuerpo. Un día soleado, mientras Diego miraba por la ventana desde su habitación, vio a todos sus amigos jugando afuera.

Ellos parecían estar disfrutando mucho y eso hizo que el corazón de Diego se llenara de alegría pero también de nostalgia.

Decidido a cambiar su situación, Diego tomó valor y decidió aprender a ir al baño en la escuela como todos los demás niños. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesto a hacerlo para volver a disfrutar del juego con sus amigos. Al día siguiente, durante el recreo en la escuela, Diego buscó a Miss Jacky, su maestra favorita.

La encontró sentada en una silla observando cómo los niños jugaban felices en el patio. Diego se acercó tímidamente y le dijo: "-Miss Jacky, quiero aprender a ir al baño en la escuela. ¿Me podrías enseñar cómo hacerlo?".

Miss Jacky sonrió y le respondió: "-¡Claro que sí, Diego! Estoy muy orgullosa de que hayas decidido dar este paso".

Desde ese día, Miss Jacky se convirtió en la guía de Diego para aprender a reconocer las señales de su cuerpo y tomar el tiempo necesario para ir al baño sin preocuparse por dejar de jugar. Le enseñó a escuchar su vejiga y a entender cuándo era el momento adecuado para ir.

Diego practicaba todos los días con mucho esfuerzo y perseverancia. A veces tenía pequeños accidentes, pero eso no lo desanimaba. Sus amigos también lo apoyaban y celebraban cada pequeño logro que conseguía.

Poco a poco, Diego fue ganando confianza en sí mismo y aprendiendo a equilibrar sus actividades con sus necesidades básicas. Ya no se hacía pipí encima como antes, sino que iba al baño cuando sentía las ganas sin importar si estaba jugando o haciendo alguna tarea importante.

Un día, durante un juego en el patio de la escuela, Diego sintió una fuerte urgencia de ir al baño. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia el interior del edificio y llegó justo a tiempo antes de tener un accidente.

Todos sus amigos lo miraron sorprendidos y aplaudieron emocionados por su gran logro. Diego se sintió tan feliz y orgulloso de sí mismo que saltó de alegría mientras gritaba: "-¡Lo logré! ¡Aprendí a ir al baño en la escuela!".

Desde aquel día, Diego siguió siendo un niño muy divertido y juguetón, pero también aprendió a escuchar su cuerpo y cuidar de sí mismo.

Comprendió que las necesidades básicas son importantes y que siempre debe encontrar el equilibrio entre jugar y atender sus responsabilidades. Y así, Diego se convirtió en un ejemplo para todos los niños de la escuela.

Aprendieron que no hay nada de malo en tomar tiempo para ir al baño cuando sea necesario, porque cuidar de uno mismo es fundamental para seguir disfrutando de las cosas maravillosas que nos ofrece la vida. Fin.

FIN.

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