Dina y el tesoro mágico



Había una vez en el hermoso valle de los dinosaurios, una simpática dinosaurio llamada Dina.

Dina era diferente a los demás dinosaurios, ya que su piel era de un brillante color verde y tenía un apetito insaciable por las deliciosas bananas. Un día, mientras Dina estaba jugando con sus amigos en el bosque, escucharon un ruido extraño proveniente de la cueva misteriosa. Todos se miraron con curiosidad y decidieron ir a investigar.

Al acercarse a la cueva, Dina comenzó a sentir un escalofrío recorrer su cuerpo y sus patitas temblaban de miedo. -¡Chicos, tengo miedo! ¿Y si hay fantasmas adentro? -dijo Dina asustada. Pero sus amigos la tranquilizaron y le dijeron que no había nada que temer.

Juntos, se adentraron en la oscura cueva y descubrieron algo sorprendente: ¡era un antiguo tesoro escondido! Dina se olvidó completamente de su miedo cuando vio todas las joyas brillantes y los tesoros relucientes.

Sin embargo, también encontraron una muñeca abandonada entre las piedras preciosas. -¡Miren lo que encontré! Una muñeca preciosa -exclamó uno de los amigos de Dina. Todos quedaron encantados con la muñeca y decidieron llevársela para jugar juntos más tarde.

Aunque al principio le parecía extraño jugar con muñecas siendo dinosaurios, Dina decidió darle una oportunidad porque quería divertirse con sus amigos. Desde ese día, todos los días después del colegio, Dina y sus amigos se encontraban en el bosque para jugar con la muñeca.

Descubrieron que podían inventar historias increíbles y divertirse mucho juntos. Poco a poco, Dina dejó de tener miedo de los fantasmas.

Se dio cuenta de que, al igual que ella había superado su temor a entrar en la cueva, podía enfrentar cualquier otro miedo que tuviera. Aprendió que muchas veces las cosas más asustadoras resultan ser las más emocionantes. Además, Dina compartía sus bananas con todos sus amigos dinosaurios y les enseñaba lo deliciosas que eran.

Pronto, todos empezaron a disfrutarlas tanto como ella. Los días pasaban y cada vez eran mejores para Dina. La amistad y el juego habían llenado su vida de alegría y valentía.

Ya no le importaba ser diferente o tener miedos extraños porque sabía que lo importante era ser feliz siendo uno mismo.

Y así, rodeada de buenos amigos y con una muñeca siempre cerca para recordarle cuán valiente era, Dina vivió aventuras maravillosas en el valle de los dinosaurios. Fin

FIN.

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