Dino, el amigo de Tomás


Hace mucho tiempo, en la era de los dinosaurios, vivía un pequeño niño llamado Tomás. Él vivía en una cueva con su familia y no tenía amigos con quien jugar.

Un día, mientras caminaba por el bosque buscando bayas para comer, encontró un huevo gigante. Tomás estaba asustado al principio, pero decidió llevarlo a casa y cuidarlo. Después de algunos días, el huevo se abrió y salió un pequeño dinosaurio bebé.

El niño lo llamó —"Dino"  y lo crió como si fuera su mascota. Dino era diferente a cualquier otra mascota que hubiera visto antes; crecía muy rápido y se comportaba como un perro leal.

A medida que Dino crecía, también lo hacía su amistad con Tomás. Pasaban horas jugando juntos en el bosque y explorando la naturaleza. Un día, mientras jugaban cerca del río, escucharon ruidos extraños provenientes del agua.

Cuando se acercaron para ver qué era, descubrieron que había un grupo de pterodáctilos atrapados en las ramas bajas de los árboles cercanos al río. Tomás sabía que tenía que hacer algo para ayudar a los pobres animales atrapados allí arriba sin poder volar hacia la libertad.

Entonces tuvo una idea: usar a Dino como escalera para llegar hasta ellos. —"Dino" , dijo Tomás emocionado "¡Tú eres nuestro héroe! Vamos a escalar ese árbol juntos". Y así fue cómo Dino llevó a Tomás hasta las alturas donde estaban los pterodáctilos atrapados.

Con la ayuda de su amigo dinosaurio, Tomás logró liberar a los animales y devolverlos al cielo. Desde ese día en adelante, Dino se convirtió en el mejor amigo y compañero de aventuras del pequeño Tomás.

Juntos descubrieron nuevos lugares y ayudaron a otros animales necesitados. Y aunque la vida no siempre fue fácil para ellos, sabían que podían contar el uno con el otro para superar cualquier obstáculo. Y así vivieron felices por siempre jamás. .

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