Dino y el poder de las diferencias
Había una vez en un lejano valle, habitado por dinosaurios de todos los tamaños y colores, un pequeño dinosaurio llamado Dino.
Dino era diferente a los demás dinosaurios, ya que en lugar de comer carne como sus compañeros, él prefería comer flores y frutillas. Un día, mientras exploraba el valle en busca de nuevas plantas para probar, Dino se encontró con un cartel que decía: "Se busca talento para el gran teatro del valle".
emocionado por la oportunidad de mostrar su amor por las flores y frutillas al mundo entero, decidió presentarse al casting. Cuando llegó al teatro, se encontró con otros dinosaurios que también querían participar.
Había Triceratops cantantes, Diplodocus bailarines y hasta un Tiranosaurio Rex malabarista. Todos ellos tenían habilidades impresionantes y parecían muy seguros de sí mismos. Dino comenzó a sentirse nervioso.
¿Cómo podría competir con aquellos dinosaurios tan talentosos? Pero luego recordó algo importante: su amor por las flores y frutillas lo hacía único. Y si había algo que podía transmitir al público a través del teatro era ese amor. Finalmente llegó su turno para audicionar frente al director del teatro.
Con timidez pero determinación, Dino subió al escenario y comenzó a actuar. Realizaba movimientos graciosos imitando cómo crecían las flores o cómo saboreaba una jugosa frutilla. El director quedó sorprendido por la originalidad de la actuación de Dino y decidió darle una oportunidad en la obra principal.
Dino estaba emocionado y agradecido por la oportunidad. A medida que los ensayos avanzaban, Dino se fue ganando el cariño de todos en el teatro.
Su entusiasmo y alegría eran contagiosos, y su amor por las flores y frutillas inspiraba a los demás actores a dar lo mejor de sí mismos. Llegó el día del estreno y el teatro estaba lleno de dinosaurios ansiosos por ver la obra.
Las luces se apagaron y Dino salió al escenario con una sonrisa radiante. Durante toda la obra, cautivó al público con sus movimientos graciosos e interpretación llena de pasión. Al finalizar la obra, los dinosaurios aplaudieron emocionados.
El director subió al escenario para felicitar a todo el elenco, pero especialmente a Dino por su increíble actuación. Dino se dio cuenta de que no importaba cuán diferentes fueran él y los demás dinosaurios.
Todos tenían algo especial para ofrecer al mundo, solo necesitaban creer en sí mismos y mostrarlo con orgullo. Desde aquel día, Dino continuó participando en obras de teatro donde pudo transmitir su amor por las flores y frutillas al público infantil del valle.
Se convirtió en un ejemplo para otros dinosaurios que también querían seguir sus pasos en el mundo del arte. Y así, gracias a su valentía y determinación, Dino demostró que ser diferente es algo maravilloso cuando uno tiene confianza en sí mismo y muestra su verdadero talento al mundo.
FIN.