Dino y las Criaturas Mágicas del Bosque



Dino, un curioso dinosaurio verdoso, vivía en lo más profundo del bosque encantado. Un día, Dino decidió que quería aprender los números del 1 al 3 para poder contar las bellotas que tanto le gustaban. Pero, para lograrlo, debía enfrentarse a las criaturas mágicas del bosque, quienes eran las guardianas de tan preciada sabiduría.

Animado y con determinación, Dino se adentró en el bosque en busca de la primera criatura mágica. En su camino, se encontró con Glowy, la hada de la luz. -“¿Quién osa interrumpir mi danza de luciérnagas? ” preguntó Glowy con voz melodiosa. -“Soy Dino y vengo en busca de conocer el número 1” respondió el dinosaurio, tratando de ocultar su nerviosismo. Impresionada por su valentía, Glowy le susurró al oído el secreto del número 1, enseñándole su valor y significado. Lleno de alegría, Dino continuó su viaje.

Más adelante, se topó con Floppy, el duende de la cascada. -“¿Qué te trae por aquí, pequeño reptil? ” preguntó misteriosamente. -“Busco aprender el número 2, ¡es mi deseo más grande! ” respondió el dinosaurio. Admirado por la determinación de Dino, Floppy le reveló el misterio del número 2, explicándole su importancia y mostrándole cómo utilizarlo en su día a día. Dino agradeció con entusiasmo y prosiguió su travesía, sabiendo que el desafío final aún aguardaba.

Finalmente, llegó a un claro del bosque donde se encontró con Blaze, el fénix centenario. -“¿Qué te hace digno de conocer el poder del número 3? ” preguntó con voz imponente. -“He superado las pruebas anteriores y deseo seguir aprendiendo” respondió Dino con valentía. Impresionado por la perseverancia del dinosaurio, Blaze le mostró el increíble secreto del número 3, enseñándole su magia y cómo podía utilizarlo para alzar su vuelo. Lleno de sabiduría, Dino regresó a su hogar en el bosque, donde contó feliz a todos sus amigos las lecciones que había aprendido. Desde entonces, Dino supo que los números eran más que simples símbolos, eran la clave para descubrir el misterio del mundo que lo rodeaba y así, el dinosaurio verdoso se convirtió en un sabio contador de historias y aventuras.

FIN.

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