Dino y las Palmas Amistosas



Había una vez en un bosque prehistórico lleno de coloridos árboles y ríos brillantes, un dinosaurio llamado Dino. Dino era un pequeño dinosaurio de tres cuernos, conocido como un ceratopsio, y tenía una particularidad: ¡le encantaba dar abrazos! Su pelaje era verde brillante y siempre tenía una sonrisa en su rostro. Sin embargo, había un problema: Dino a menudo se pasaba de abrazos y a veces, sus amigos se sentían un poco incómodos.

Un día, durante un juego en el que todos los dinosaurios estaban dando vueltas corriendo por el prado, Dino vio a su mejor amiga, Lila, una pequeña pterodáctilo, volando en círculos.

"¡Lila! ¡Déjame darte un abrazo!" - exclamó Dino, extendiendo sus patitas con entusiasmo.

Lila se detuvo en seco y, aunque amaba a Dino, le dijo:

"¡Dino, esperá! Me gusta que seas cariñoso, pero a veces, un abrazo muy fuerte me hace sentir un poco atrapada. "

Dino se sintió mal y, aunque tenía la intención de hacer feliz a Lila, no quería que su amiga se sintiera incómoda. Entonces, se lo dijo a su amigo Esteban, un dinosaurio muy sabio que siempre daba buenos consejos.

"Esteban, siento que estoy haciendo que mis amigos se sientan extraños con mis abrazos. ¿Qué debería hacer?" - preguntó Dino, un poco triste.

Esteban pensó un momento y luego sonrió.

"Dino, los abrazos son hermosos, pero hay que recordar que cada uno tiene su propio espacio. Podés dar abrazos, pero también hay otros gestos que podrían ser igual de especiales. ¿Qué tal si pruebas a preguntarles si quieren un abrazo primero?" - sugirió Esteban.

Dino se animó y decidió intentarlo. Al día siguiente, reunió a todos sus amigos para jugar.

"¡Hola a todos! Estoy muy emocionado de jugar hoy, pero antes de dar abrazos, quiero preguntarles si están de acuerdo. ¿Les gustaría un abrazo?" - preguntó Dino con una gran sonrisa.

Los amigos, contentos por la nueva actitud de Dino, comenzaron a dar sus respuestas:

"¡Sí, Dino!" - respondieron algunos.

"Yo prefiero un chiste, ¡hoy es viernes y quiero reír!" - gritó Timmy, un velociraptor.

"Yo solo querría jugar a lo que esconde y luego ver qué haces con mis alas, ¡me encanta tu arte!" - dijo Lila emocionada.

Dino se sintió fantástico. No solo había logrado preguntar antes de dar abrazos, sino que también había creado nuevas oportunidades para divertirse. Así que jugaban a lo que escondía mientras hacían reír a sus amigos con chistes.

Al final del día, Dino se dio cuenta de que había otras formas de mostrar cariño y que sus amigos disfrutaban mucho de su compañía. Todo el mundo estaba contento, y Ellie, una pequeña estegosaurio, le dijo:

"Dino, me encanta cómo nos haces sentir. No hagas nunca más un abrazo al azar, pero sí nos haces reír y te tomas el tiempo para comprendernos, estamos todos felices contigo."

Dino sonrió y se sintió más ligero. Comprendió que el amor y la amistad se trataban de cuidar los sentimientos de los demás. Así, Dino aprendió no solo a dar abrazos, sino a ser un amigo atento y cariñoso.

A partir de ese momento, Dino siguió abrazando a sus amigos, pero siempre preguntando primero, ¡y esa pequeña modificación hizo toda la diferencia! Ellos disfrutaban con risas, juegos y mucho amor, sabiendo que el cariño puede expresarse de muchas maneras. Y así, Dino, el dinosaurio pegón, se convirtió en Dino, el dinosaurio de los abrazos amistosos.

Y colorín colorado, este dinosaurio ha evolucionado para siempre.

FIN.

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