Dinoayuda
Había una vez un niño llamado Mateo, que tenía una gran pasión por los dinosaurios. Desde pequeño, coleccionaba juguetes de estos animales prehistóricos y se la pasaba viendo documentales sobre ellos en la televisión.
Un día, mientras jugaba con sus figuras de dinosaurios en el parque, ocurrió algo terrible. Uno de los niños que también estaba jugando con él se lastimó al caerse y comenzó a llorar desconsoladamente.
Mateo no sabía qué hacer para ayudarlo y se sintió muy triste por lo sucedido.
Fue entonces cuando uno de los dinosaurios de su colección cobró vida y comenzó a hablarle:"Mateo, ¿qué pasa? ¿Por qué estás tan triste?""Es que mi amigo se lastimó y no sé cómo ayudarlo", respondió el niño con lágrimas en los ojos. "No te preocupes", dijo el dinosaurio. "Yo puedo ayudarte. Mi nombre es Dino y tengo muchos amigos que pueden ser útiles en situaciones como esta".
Sin pensarlo dos veces, Dino llamó a sus amigos velociraptores para que acudieran al rescate del niño herido. Los pequeños dinosaurios llegaron corriendo al parque y rápidamente tomaron acción para auxiliar al amigo de Mateo.
Gracias a la ayuda de los velociraptores, el niño herido recibió atención médica inmediata y pudo recuperarse pronto. Todos quedaron impresionados por la habilidad y rapidez de estos animales prehistóricos.
A partir de ese momento, Mateo aprendió una valiosa lección: siempre hay alguien dispuesto a ayudar en momentos de necesidad. Además, descubrió que su amor por los dinosaurios no solo era divertido, sino también educativo y práctico.
Desde entonces, Mateo se esforzó por compartir sus conocimientos sobre estos animales con otros niños, para que pudieran aprender a respetar y valorar la diversidad de la naturaleza. Y así, gracias a su pasión por los dinosaurios y al apoyo de sus amigos prehistóricos, Mateo se convirtió en un héroe entre los niños del parque. Fin.
FIN.