Dinosaurio Amistad y Dinosauria



En un lugar lejano y lleno de verdes prados, vivían dos dinosaurios muy especiales: Dinosaurio Amistad y Dinosauria. Dinosaurio Amistad era un triceratops muy amigable que amaba hacer nuevos amigos y compartir aventuras, mientras que Dinosauria era una dulce diplodocus que siempre estaba en busca de cosas nuevas y emocionantes para hacer.

Un día, mientras exploraban la selva, Dinosaurio Amistad vio que Dinosauria estaba un poco triste. Sin dudarlo, se acercó a ella.

"¿Qué te pasa, Dinosauria?" - preguntó con su voz suave y amistosa.

Dinosauria suspiró y le respondió:

"Estoy triste porque no encuentro a nadie que quiera jugar a las escondidas conmigo. Todos mis amigos están ocupados y no sé qué hacer."

Dinosaurio Amistad pensó por un momento y tuvo una idea brillante.

"¡Vamos a organizar un gran juego de escondidas! Invitemos a todos nuestros amigos, puede ser muy divertido."

Dinosauria sonrió, su tristeza comenzó a desvanecerse.

"¡Sí, eso suena genial! Pero, ¿y si nadie viene? ¿Y si todos están demasiado ocupados?"

Dinosaurio Amistad le dio una palmada en el hombro.

"Si nosotros los invitamos con entusiasmo y los animamos, ¡seguro que vienen!"

Así que comenzaron a correr por el bosque, llamando a todos sus amigos: los velocirraptores, los estegosaurios y aun a los pterosaurios que volaban en el cielo. Los invitaban a una jornada de diversión y juegos.

"¡Vengan todos! ¡Habrá un gran juego de escondidas!" - gritó Dinosaurio Amistad con emoción.

"Sí, habrá premios y sorpresas para los que jueguen!" - agregó Dinosauria, intentando ser tan entusiasta como su amigo.

Para su alegría, los amigos comenzaron a llegar. Uno a uno, se unieron a ellos, llenando la pradera de risas y alegría.

Cuando todos estuvieron reunidos, Dinosaurio Amistad explicó las reglas del juego.

"Dispersémonos y cada uno buscará un buen escondite. Yo contaré hasta diez. ¡Listos, listos!"

Y comenzó a contar.

Mientras buscaba un lugar para esconderse, Dinosauria sintió que quizás era un buen momento para demostrarles a todos lo increíble que era esconderse. Se dio cuenta que, al ser tan grande, podría esconder su cola entre unos altos arbustos y bloquear su sombra con algunas hojas.

Cuando Dinosaurio Amistad terminó de contar, 😄

"¡Listos o no, allá voy!" - gritó emocionado.

Comenzó a buscar. Miró detrás de los enormes árboles y debajo de las piedras. Cada vez que encontraba a un amigo, todos estallaban en risas.

Pero pronto se dio cuenta que no había visto a Dinosauria, y comenzó a preocuparse.

"Dinosauria, ¿dónde estás?" - lloró buscando en todas direcciones.

Los demás amigos empezaron a unirse también, preocupados.

"¡Dinosauria! ¡Apúrate!" - dijeron los velocirraptores.

Cuando por fin encontraron su escondite, todos quedaron maravillados.

"¡Qué escondite tan astuto has encontrado!" - exclamó un estegosaurio.

Dinosaurio Amistad se dio cuenta de lo equivocada que había estado Dinosauria al pensar que no podía jugar.

"A veces necesitamos mirar las cosas desde otro ángulo para disfrutar de la diversión" - dijo con una sonrisa.

Todos aplaudieron a Dinosauria y le dieron un abrazo fuerte.

"¡Nunca más te sientas sola! Siempre contaremos contigo para jugar" - reiteró un velocirraptor.

Desde ese día, Dinosaurio Amistad y Dinosauria se aseguraron de encontrar juegos nuevos para que todos pudieran participar, sin importar su tamaño o habilidades.

Aprendieron que lo importante no era ser el rápido o el más hábil, sino disfrutar cada momento con amigos, celebrando las diferentes habilidades que cada uno aportaba.

Así, el bosque se llenó de risa, aventuras y sobre todo, amistad.

Y así, Dinosaurio Amistad y Dinosauria vivieron felices, recordando siempre que lo fundamental en la vida es tener buenos amigos, compartir y jugar juntos.

FIN.

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