Dinosaurio va al colegio



Era un hermoso día soleado cuando Dino, un pequeño dinosaurio de colores vibrantes, se despertó con una mezcla de emoción y nerviosismo. Era su primer día de clases en el colegio de la Isla Dinosaura. Había soñado con este momento durante mucho tiempo, pero también tenía miedo de lo que podría suceder.

Apenas se vistió, se miró al espejo y se animó a sí mismo: "¡Vamos, Dino! Esto es emocionante. Harás nuevos amigos y aprenderás cosas increíbles". Con su mochila llena de útiles, salió de casa y se dirigió al colegio.

Cuando llegó, se encontró con un ambiente bullicioso y colorido. Muchos dinosaurios de diferentes tamaños y colores estaban charlando, riendo y jugando. Dino se sintió un poco abrumado. "Y si no hago amigos?"- pensó mientras su corazón latía rápidamente.

Al entrar al aula, la maestra, una amable Triceratops llamada Doña Trixi, los recibió con una gran sonrisa "¡Bienvenidos, niños! Hoy comenzaremos una aventura maravillosa juntos!". Todos los dinosaurios aplaudieron emocionados. Dino se sentó en un rincón, tratando de esconderse.

Durante la primera actividad, Doña Trixi pidió a los estudiantes que se presentaran. "Yo soy Sparky, el velocirraptor, y me encanta correr"- dijo uno. "Yo soy Bella, la brontosaurio, y me gusta pintar"- agregó otra. Cuando llegó el turno de Dino, le temblaba la voz. "Yo… soy Dino, y… no sé qué me gusta"-. Sus ojos se llenaron de dudas, pero lo que no sabía era que eso le pasaba a otros también.

Después de la presentación, Doña Trixi les propuso un juego: "El árbol de los talentos". La idea era que cada dinosaurio compartiera algo que disfrutara hacer. Los estudiantes comenzaron a compartir sus pasiones. La pequeña Stegosaurio reveló que le encanta bailar mientras que el Triceratops más grande mencionó que le gustaba contar historias.

Dino se sintió más relajado, y luego de escuchar a sus compañeros, empezó a recordar lo que le gustaba. "A mí me gusta explorar los bosques!"- exclamó, sintiendo que su corazón ahora latía con más fuerza por la emoción.

Los demás se acercaron a él. "¡Explorar suena genial!"- dijo Bella. "Podríamos formar un equipo explorador"- sugirió Sparky. A Dino le brillaron los ojos, y por primera vez se sintió parte del grupo.

Durante el recreo, Dino y sus nuevos amigos decidieron explorar el jardín del colegio. Allí encontraron una gran variedad de plantas y flores. "¡Miren eso!"- gritó Dino al ver una mariposa de colores brillantes. Todos corrieron a seguirla, riendo y disfrutando.

Pero tras un rato de exploración, se dieron cuenta de que se habían alejado mucho y no sabían el camino de vuelta. Dino comenzó a preocuparse. "¿Qué haremos ahora?"- preguntó con un hilo de voz.

"No te preocupes, Dino. Vamos a trabajar en equipo"- dijo Bella. "Recuerden las huellas que dejamos atrás"- sugirió Sparky. Todos comenzaron a mirar hacia atrás, buscando las marcas que habían dejado. Con cuidado, siguieron las huellas y poco a poco fueron encontrando el camino de regreso.

Cuando llegaron, Doña Trixi los estaba esperando. "¡Qué aventura! Sí que se han divertido, pero nunca olviden la importancia de estar juntos y ayudar a los demás"-. Todos asintieron, comprendiendo que la amistad y la colaboración son fundamentales.

Al final del día, Dino se sintió feliz y realizado. "Gracias por hacerme sentir incluido, amigos"- dijo Dino mientras se despedían.

"Nos vemos mañana, explorador!"- gritó Sparky. "No olvides traer más ideas para nuestras próximas aventuras"- agregó Bella, guiñándole un ojo.

Dino se fue a casa con una gran sonrisa. No solo había disfrutado de su primer día de clase, sino que también había aprendido que, aunque a veces uno se siente perdido, siempre hay amigos dispuestos a ayudar. Y que la amistad es la mejor aventura de todas.

FIN.

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