Dirigible de la Amistad



Había una vez en París, en el año 1942, un grupo de amigos que se reunían todas las tardes para jugar y soñar con aventuras nuevas.

Un día, mientras jugaban en el parque, vieron algo muy extraño sobrevolando la ciudad. Era un dirigible enorme y antiguo que parecía haber salido de otra época. -¡Miren! ¡Un dirigible! -exclamó uno de los chicos-. ¿Qué hace aquí? Nadie sabía qué responder a esa pregunta.

Pero lo cierto era que el dirigible estaba allí, flotando sobre sus cabezas como si fuera un sueño hecho realidad. De repente, una puerta se abrió en la parte inferior del dirigible y una escalera bajó lentamente hasta tocar el suelo del parque.

Los niños no podían creer lo que estaban viendo. -¿Qué hacemos? -preguntó uno de ellos. -Si no vamos a ver qué hay dentro nunca sabremos -respondió otro. Así fue como los amigos decidieron subir por la escalera hacia el misterioso dirigible.

Cuando llegaron arriba, encontraron a un hombre mayor sentado en una silla junto a una ventana abierta. -Hola chicos -dijo el hombre con una sonrisa-. Soy Gustave y este es mi dirigible.

-¡Hola Gustave! -respondieron los niños al unísono-. ¿Por qué has venido aquí? Gustave les explicó que había estado volando por todo el mundo durante muchos años y que quería mostrarles su maravilloso invento.

Les contó historias increíbles sobre sus viajes por tierras lejanas y lugares exóticos donde nadie había estado antes. Los niños escuchaban con atención, maravillados por las aventuras que Gustave les relataba. Pero de repente, el dirigible empezó a temblar y sacudirse violentamente. -¡Oh no! -exclamó Gustave-.

Hemos perdido el control del dirigible. Necesitamos su ayuda para evitar un desastre. Los niños se asustaron al principio, pero luego recordaron todas las historias valientes que Gustave les había contado y decidieron ayudarlo.

Trabajaron juntos para arreglar los motores del dirigible y mantenerlo en el aire. Finalmente, después de muchas horas de trabajo duro, lograron devolver el dirigible a su rumbo original.

Gustave estaba muy agradecido con los niños por haberle salvado la vida y decidió llevarlos en un viaje mágico alrededor de París. Los amigos disfrutaron del paseo mientras veían la ciudad desde una perspectiva diferente. Fue una experiencia impresionante e inolvidable que nunca olvidarán.

Y así es como los chicos aprendieron sobre la amistad, la valentía y la importancia de trabajar juntos para superar cualquier obstáculo en la vida.

FIN.

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