Don Justo y la búsqueda de la justicia



Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivían todos los habitantes más felices del mundo. En este lugar mágico, cada persona tenía un don especial que le permitía hacer algo único y maravilloso.

En el centro de Villa Esperanza se encontraba un hermoso parque con un árbol muy antiguo y sabio llamado Don Justo. Este árbol tenía la capacidad de reflexionar sobre las cosas más importantes de la vida: Dios, Vida, Pecado y Justicia.

Un día soleado, mientras Don Justo estaba descansando bajo su sombra fresca, escuchó voces provenientes del pueblo. Eran dos amigos inseparables: Lucas y Sofía.

Ambos tenían dones especiales; Lucas podía hacer crecer flores en cualquier lugar y Sofía podía curar heridas con solo tocarlas.

Lucas le decía a Sofía con emoción: "Sofia, ¿alguna vez te has preguntado qué significa realmente ser justo? ¿Cómo podemos saber si nuestras acciones son justas o injustas?"Sofia pensó por un momento y respondió: "Bueno Lucas, creo que la justicia es cuando tratamos a los demás como nos gustaría ser tratados. Es hacer lo correcto sin importar quién esté mirando".

Justo en ese momento, el viento sopló fuerte y Don Justo comenzó a hablarles desde lo alto de sus ramas:"¡Oh queridos niños! Han tocado uno de los temas más importantes para entender la vida. La justicia es una virtud fundamental que nos ayuda a vivir en armonía.

"Lucas y Sofía miraron asombrados al árbol y le preguntaron: "Don Justo, ¿cómo podemos saber si nuestras acciones son justas o injustas?"El árbol respondió con voz suave pero firme: "La clave está en escuchar a nuestro corazón y en pensar en las consecuencias de nuestras acciones.

Siempre debemos preguntarnos si lo que estamos haciendo beneficiará a los demás y si es algo que nos haría sentir orgullosos". Los niños asintieron con la cabeza, comprendiendo la sabiduría de Don Justo.

"Además", continuó el árbol, "es importante recordar que todos cometemos errores y eso no nos hace malas personas. Lo importante es aprender de nuestros errores y buscar siempre mejorar". Lucas y Sofía se miraron entre sí, llenos de esperanza y determinación.

"Gracias, Don Justo", dijeron al unísono. "Vamos a hacer todo lo posible para ser justos en todas nuestras acciones". Desde ese día, Lucas y Sofía se convirtieron en los defensores de la justicia en Villa Esperanza.

Juntos ayudaban a resolver conflictos entre sus amigos y promovían la igualdad para todos. Cada vez que tenían dudas sobre qué era lo correcto, volvían al parque donde encontraban consuelo bajo la sombra del árbol sabio.

Don Justo siempre estaba allí para guiarlos por el camino justo. Y así vivieron felices Lucas, Sofía y todos los habitantes de Villa Esperanza, aprendiendo cada día sobre Dios, Vida, Pecado y Justicia gracias al árbol mágico llamado Don Justo.

FIN.

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