Don Rigoberto aprende a cuidar su salud



Don Rigoberto se levantó temprano una mañana y decidió preparar un delicioso desayuno para su familia. Mientras cocinaba, su esposa doña Mechita lo observaba con una sonrisa, pero con una preocupación en sus ojos.

A Don Rigoberto le encantaba comer tamales, pan con chicharrón y otras delicias, pero siempre olvidaba que debía cuidar su salud. Al sentarse a la mesa con doña Mechita y sus hijos Pablo y Jacinto, todos disfrutaron del festín.

"¡Estos tamales están maravillosos!" exclamó don Rigoberto mientras devoraba uno tras otro. "Recuerda, querido, debes moderarte con la comida grasosa", le recordó doña Mechita con cariño. Don Rigoberto asintió con la boca llena. Mientras tanto, Pablo y Jacinto miraban a su padre con curiosidad.

Esa tarde, mientras jugaban en el jardín, don Rigoberto se unió a ellos y se dio cuenta de que estaba más cansado de lo habitual.

Se sentó en un banco y reflexionó sobre lo importante que era cuidar su salud para poder disfrutar al máximo de la vida junto a su familia. Repentinamente, se le ocurrió una idea. Al día siguiente, preparó un desayuno diferente, con frutas, yogurt y tostadas integrales. Su familia se sorprendió, pero disfrutaron cada bocado.

"Está riquísimo, papá", dijo Pablo sonriendo. "Estoy orgullosa de ti, mi amor", dijo doña Mechita emocionada. Desde ese día, don Rigoberto aprendió a equilibrar sus comidas y a hacer ejercicio, inspirando a su familia a hacer lo mismo.

Juntos, disfrutaron de una vida más saludable y feliz.

FIN.

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