Doña Rosa and the Friendly Ghost


Había una vez una abuela muy valiente y curiosa llamada Doña Rosa. Un día, mientras caminaba por su casa, decidió ir al baño a refrescarse un poco.

Pero cuando abrió la puerta del baño, se llevó una gran sorpresa: ¡había un casafantasma flotando en el aire! Doña Rosa no era de asustarse fácilmente, así que en lugar de huir despavorida, decidió acercarse al casafantasma y hablar con él.

El casafantasma estaba triste y desorientado porque había perdido su hogar. "¡Hola! ¿Por qué estás aquí?", preguntó Doña Rosa con mucha amabilidad. El casafantasma respondió con voz temblorosa: "Perdí mi casa durante una tormenta hace muchos años. Desde entonces, he estado vagando sin rumbo fijo".

Doña Rosa sintió compasión por el casafantasma y decidió ayudarlo a encontrar un nuevo hogar. Juntos emprendieron un viaje lleno de aventuras para buscar el lugar perfecto.

Primero visitaron una pequeña cabaña en medio del bosque, pero resultó ser demasiado solitaria para el casafantasma. Luego fueron a un castillo encantado, pero allí vivían otros fantasmas que no los dejaban entrar. "No te preocupes", dijo Doña Rosa con optimismo. "Seguro encontraremos tu hogar ideal".

Continuaron buscando hasta llegar a un pueblo pintoresco llamado Villa Feliz. Allí conocieron a una niñita llamada Sofía quien tenía problemas para dormir debido a las pesadillas que tenía todas las noches.

Doña Rosa tuvo una idea brillante: ¿y si el casafantasma se convertía en el guardián de los sueños de Sofía? Así, ambos podrían ayudarse mutuamente. El casafantasma tendría un hogar y Sofía tendría dulces sueños. El casafantasma aceptó encantado la propuesta y rápidamente se convirtió en el mejor amigo de Sofía.

Cada noche, flotaba alrededor de su cama y ahuyentaba todas las pesadillas alegremente. Sofía dejó de tener miedo por las noches y comenzó a dormir tranquila gracias al casafantasma.

Y Doña Rosa se llenó de alegría al ver lo feliz que era su nueva amiga. Con el paso del tiempo, el casafantasma se volvió tan querido en Villa Feliz que todos los habitantes le construyeron una pequeña casa junto a la plaza principal.

Ahora tenía un lugar donde pertenecer y mucha compañía. Doña Rosa siempre recordará aquel día en que encontró al casafantasma en su baño como una experiencia única.

Aprendió que no debemos juzgar a alguien solo por su apariencia o habilidades, sino darles una oportunidad para demostrar lo valiosos que pueden llegar a ser. Y así, Doña Rosa vivió feliz junto a sus amigos en Villa Feliz, disfrutando cada día con nuevas aventuras y enseñanzas inolvidables.

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