Donald, el patito generoso



Había una vez en un hermoso lago, un patito llamado Donald. Era muy travieso y le encantaba molestar a sus amigos los peces, las ranas y los pájaros que vivían allí.

Siempre les hacía travesuras como tirarles agua con su pico o esconderles la comida. Un día, mientras jugaba cerca de la orilla, vio a Martín, el pez más amigable del lago. Donald decidió acercarse sigilosamente y darle un susto por detrás.

Pero cuando estaba a punto de hacerlo, Martín lo miró con tristeza y dijo: "Donald, ¿por qué siempre tienes que molestar a todos? Solo queremos vivir en paz y armonía". Donald se quedó pensativo por unos momentos.

Nunca antes había visto esa expresión en el rostro de sus amigos. Se dio cuenta de que sus bromas no eran divertidas para ellos y que los estaba lastimando. "Lo siento mucho, Martín", dijo Donald sinceramente.

"Nunca quise hacerte sentir mal ni tampoco a los demás animales del lago". Martín sonrió comprensivamente y le respondió: "Entiendo que solo querías jugar, pero debes aprender a respetar a los demás. Las bromas no siempre son bienvenidas si causan dolor o molestias".

Donald asintió con la cabeza y prometió cambiar su comportamiento. A partir de ese día, Donald decidió ser más amable con sus amigos del lago. En lugar de molestarlos, comenzó a jugar junto a ellos sin hacerles daño ni asustarlos.

Una tarde soleada, mientras volvía nadando a su nido, Donald vio a Martín atrapado en una red abandonada por los humanos. Sin dudarlo, el patito nadó rápidamente hacia él y lo ayudó a liberarse.

"¡Gracias, Donald! Estaba muy asustado", dijo Martín mientras se sacudía el agua de su cuerpo. Donald sonrió y respondió: "Aprendí que ser amable es mucho mejor que molestar. Ahora somos amigos de verdad". Desde aquel día, Donald se convirtió en el patito más querido del lago.

Todos los animales apreciaban su nueva actitud y disfrutaban pasar tiempo con él. La historia de Donald nos enseña la importancia de respetar y cuidar a nuestros amigos.

A veces, nuestras acciones pueden lastimar a otros sin que nos demos cuenta. Pero si estamos dispuestos a cambiar y ser amables, podemos hacer grandes cambios en nuestras vidas y en las vidas de quienes nos rodean.

Y así, Donald aprendió que la verdadera diversión está en compartir momentos felices con sus amigos del lago, sin necesidad de molestarlos ni hacerles daño.

FIN.

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