Dos mundos unidos



Había una vez una niña llamada Valeria, que vivía en España con sus papás adoptivos. Valeria tenía un corazón lleno de amor y curiosidad, pero también sentía algunas inseguridades.

Valeria siempre había sabido que era adoptada desde muy pequeña, y aunque amaba a sus papás con todo su ser, a veces se preguntaba sobre su madre biológica en Colombia. Tenía muchas preguntas en su mente y anhelaba conocerla algún día.

Un día, Valeria decidió hablar con su mamá adoptiva sobre sus sentimientos. Se acercó a ella mientras estaban jugando en el jardín y le dijo: "Mamá, tengo algo importante que contarte". Su mamá la miró amorosamente y le respondió: "Claro, mi amor.

Siempre estaré aquí para escucharte". Con un poco de timidez, Valeria comenzó a contarle lo que pensaba: "A veces me pregunto cómo es mi mamá biológica en Colombia. Me gustaría saber más sobre ella y por qué me dio en adopción".

La mamá de Valeria la abrazó fuertemente y le dijo: "Entiendo tus sentimientos, cariño. Es normal tener curiosidad sobre tu origen.

Tu mamá biológica te amaba mucho cuando te dio en adopción porque quería darte una vida mejor de la que podía ofrecerte". Valeria asintió con tristeza pero también entendimiento. Aunque seguía sintiendo curiosidad por su madre biológica, ahora sabía que tenía una familia maravillosa que la amaba incondicionalmente.

Al cabo de unos meses, los padres de Valeria recibieron noticias emocionantes: iban a adoptar a una hermanita para Valeria. La pequeña June llegó a sus vidas y Valeria se sintió muy feliz de tener una compañera de juegos.

Sin embargo, con la llegada de June, también surgieron algunos celitos en el corazón de Valeria. Se sentía un poco desplazada y temía que sus papás la quisieran menos ahora que tenían otra hija.

Una noche, mientras las niñas estaban acostadas en su habitación, Valeria decidió hablar con June sobre cómo se sentía. "June, quiero que sepas que te amo mucho, pero algunas veces siento un poquito de celos porque nuestros papás pasan más tiempo contigo".

June miró a su hermana mayor con ternura y le respondió: "Valeria, yo también te amo mucho. Pero recuerda que nuestros papás tienen suficiente amor para las dos. No tienes por qué sentirte desplazada o menos querida". Las palabras de June tocaron profundamente el corazón de Valeria.

Comenzaron a entenderse mejor y a compartir momentos especiales juntas. Descubrieron que podían ser amigas y apoyarse mutuamente en todas las situaciones. Con el tiempo, los celos de Valeria se fueron disipando y su amor por June creció aún más fuerte.

Aprendió a valorar el vínculo especial entre ellas y comprendió que tener una hermana era algo maravilloso. Valeria continuó creciendo feliz junto a su familia adoptiva en España.

Siempre guardó un lugar especial en su corazón para su madre biológica en Colombia, pero sabía que había encontrado un hogar lleno de amor donde pertenecía. Y así, Valeria y June siguieron creando recuerdos inolvidables juntas, fortaleciendo su amor de hermanas día a día.

FIN.

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