Draco y el poder de sanar



Había una vez en un lejano y mágico reino, un pequeño dragón llamado Draco. A diferencia de los demás dragones, Draco no podía volar debido a sus alas pequeñas y débiles.

Esto lo hacía sentir triste y diferente a los demás. Un día, mientras caminaba por el bosque, Draco escuchó unos ruidos extraños que provenían de una cueva cercana. Decidió acercarse para investigar y allí encontró a una anciana sabia llamada Luna.

Luna era conocida por su gran sabiduría y poderes mágicos. Al ver la tristeza en los ojos de Draco, ella supo inmediatamente qué le pasaba.

Con ternura, le dijo: "Querido Draco, sé que te sientes diferente porque no puedes volar como los demás dragones. Pero debes saber que todos tenemos habilidades especiales". Draco miró a Luna con curiosidad y preguntó: "-¿Qué quieres decir con eso?". Luna sonrió y respondió: "-Cada uno de nosotros tiene algo único que nos hace especiales.

Tal vez tú no puedas volar como los otros dragones, pero estoy segura de que tienes otras habilidades asombrosas". Draco se sintió intrigado por las palabras de Luna y decidió confiar en ella.

Juntos pasaron días explorando el bosque y descubriendo diferentes cosas maravillosas. Una tarde, mientras jugaban cerca del río, Luna notó algo especial en las garras de Draco. Eran brillantes e irradiaban un resplandor mágico. "-¡Mira tus garras! Son únicas", exclamó Luna emocionada.

Draco miró sus garras sorprendido y preguntó: "-¿Qué puedo hacer con ellas?". Luna explicó: "-Tus garras tienen el poder de sanar. Puedes ayudar a otros animales heridos o enfermos". Los ojos de Draco se iluminaron con alegría y emoción.

Finalmente, había descubierto su habilidad especial. A partir de ese día, Draco se dedicó a ayudar a los demás, utilizando su don para curar a los animales del bosque.

Pronto, la noticia sobre el pequeño dragón sanador se extendió por todo el reino. Los animales acudían a él en busca de ayuda y Draco nunca dejaba de darles amor y atención. Un día, un dragón gigante llamado Fuego llegó al bosque.

Era conocido por ser malvado y causar problemas en todos los lugares que visitaba. Fuego amenazaba con quemar el bosque si no le entregaban todo su tesoro. Draco sabía que tenía que hacer algo para proteger a sus amigos y al bosque que tanto amaba.

Con valentía, se enfrentó a Fuego y le mostró sus garras brillantes. "-Si me das una oportunidad, puedo curarte", le dijo Draco con determinación. Fuego quedó perplejo ante la oferta de Draco.

Nunca antes alguien había intentado curarlo ni mostrarle amor desinteresadamente. Después de pensarlo por un momento, Fuego aceptó la propuesta de Draco y permitió que usara sus garras mágicas para sanarlo.

Poco a poco, las heridas del corazón de Fuego comenzaron a cicatrizar hasta que finalmente se convirtió en un dragón amable y protector. A partir de ese momento, Draco y Fuego se convirtieron en grandes amigos. Juntos, trabajaron para proteger el bosque y ayudar a los demás animales.

La historia del pequeño dragón sanador, Draco, se convirtió en una leyenda en todo el reino. Inspiró a otros a encontrar sus propias habilidades especiales y a creer que todos somos únicos de alguna manera.

Y así, Draco demostró al mundo que no importa nuestras limitaciones físicas o apariencia exterior, siempre podemos hacer la diferencia con nuestras habilidades únicas y amor incondicional hacia los demás.

FIN.

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