Dragones traviesos y el collar mágico de la verdad



Había una vez, en un lejano y mágico bosque, una familia de dragones. Papá Dragón, Mamá Dragón y sus dos pequeños hijos, Draco y Dina. Vivían felices en su cueva, rodeados de árboles frondosos y cascadas cristalinas.

Pero había algo que preocupaba a los padres dragones: sus hijos tenían la costumbre de decir mentiras. Aunque eran muy traviesos y juguetones, muchas veces inventaban historias para evitar asumir responsabilidades o para ocultar travesuras.

Un día soleado, mientras todos volaban por el cielo azul, Mamá Dragón decidió hablar con ellos sobre la importancia de decir siempre la verdad. "Queridos hijos", comenzó Mamá Dragón con ternura.

"Sé que les encanta imaginar historias fantásticas, pero es fundamental aprender a distinguir entre la fantasía y la realidad. La verdad es valiosa y nos ayuda a construir relaciones basadas en la confianza". Draco y Dina escucharon atentamente las palabras de su mamá.

Sabían que ella tenía razón, pero se sentían tentados a seguir inventando cosas divertidas. Esa misma tarde, mientras exploraban un antiguo castillo abandonado cerca del bosque encantado, Draco vio algo brillante en el suelo. Era un collar mágico con piedras preciosas incrustadas.

"¡Miren lo que encontré!" exclamó Draco emocionado. Dina lo miró con curiosidad e inmediatamente pensó en una historia increíble para contarle a sus amigos.

"Podemos decirles que este collar perteneció a un rey dragón y que nos lo regaló como agradecimiento por salvar su reino", sugirió Dina con una sonrisa traviesa. Draco dudó por un momento, pero recordó las palabras de su mamá y decidió ser honesto. "No, Dina. Debemos decir la verdad.

Encontré este collar en el suelo del castillo, pero no sabemos a quién pertenece". Dina frunció el ceño y se cruzó de brazos. No estaba contenta con la decisión de Draco, pero decidió seguir su ejemplo.

Cuando volvieron a casa, le contaron a sus padres sobre el collar mágico que habían encontrado y cómo decidieron decir la verdad en lugar de inventar historias fantásticas. Papá Dragón y Mamá Dragón estaban orgullosos de ellos.

Los felicitaron por tomar la decisión correcta y les explicaron que aunque las mentiras pueden parecer divertidas al principio, siempre terminan causando problemas en el futuro. Al día siguiente, Draco y Dina devolvieron el collar mágico al castillo abandonado. Se sintieron bien consigo mismos por haber hecho lo correcto.

A partir de ese día, los dos pequeños dragones aprendieron a valorar la importancia de decir siempre la verdad. Dejaron atrás las mentiras y se convirtieron en dragones honestos y confiables.

Y así fue como esta familia de dragones descubrió que la verdad es un tesoro invaluable que fortalece los vínculos entre las personas. Aprendieron que ser honestos no solo era lo correcto, sino también lo más valiente que podían hacer.

Y juntos vivieron felices, volando por el cielo azul, siempre diciendo la verdad.

FIN.

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