Dream Chasers
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, dos niños llamados Andrea y Sebastián. Eran mejores amigos desde que tenían memoria y siempre se apoyaban mutuamente en todo lo que hacían.
Un día, mientras jugaban en el parque, escucharon a sus padres hablar sobre la importancia de tener metas y cómo esto les ayudaba a lograr cosas maravillosas.
Andrea, con su cabello castaño y ojos brillantes, le preguntó a su mamá: "Mamá, ¿qué son las metas?" Su madre le explicó que las metas eran sueños o deseos que uno quería cumplir y que al establecerlas podían trabajar para alcanzarlas. Sebastián, con su pelo negro rizado y risueña sonrisa, estaba emocionado por esta nueva idea.
Los dos niños decidieron sentarse bajo un árbol del parque para hablar sobre sus propias metas. "¿Qué quieres ser cuando seas grande?", preguntó Andrea curiosa. "Quiero ser astronauta", respondió Sebastián soñadoramente.
Andrea sonrió y dijo: "¡Eso es genial! Mi meta es convertirme en escritora". Decidieron que trabajarían juntos para alcanzar sus metas. Cada tarde después de la escuela se reunían en la biblioteca del pueblo para investigar sobre astronautas y escritores famosos.
Leían libros e incluso comenzaron a escribir sus propias historias cortas. Pero no todo fue fácil para ellos. En el camino encontraron obstáculos. A veces se desanimaban porque parecía imposible alcanzar sus sueños tan grandes.
Pero recordaban lo importante que era tener metas y se motivaban mutuamente para seguir adelante. Un día, mientras investigaban sobre astronautas, Andrea encontró un concurso de escritura organizado por una famosa editorial. El premio era la publicación del libro ganador.
Emocionada, le mostró a Sebastián la información. "¡Sebastián! ¡Esto es perfecto para ti! Tienes que participar", exclamó Andrea emocionada.
Sebastián dudaba al principio, pero Andrea lo animó recordándole todas las veces que habían superado obstáculos juntos y cómo trabajar en sus metas los había llevado hasta ese momento. Con mucho esfuerzo y dedicación, Sebastián escribió su historia y la envió al concurso. Los días pasaron lentamente hasta que finalmente llegó el día de los resultados.
Los dos amigos estaban nerviosos pero emocionados por descubrir qué pasaría. El resultado fue anunciado en el periódico local y cuando lo leyeron no podían creerlo: ¡Sebastián había ganado el concurso! Su historia sería publicada en un libro real.
Andrea abrazó a Sebastián emocionada y dijo: "¡Lo lograste! Nunca dejaste de creer en ti mismo y eso te llevó a alcanzar tu meta". A partir de ese momento, Andrea también se sintió inspirada para perseguir su sueño de convertirse en escritora.
Juntos continuaron trabajando duro y apoyándose mutuamente para alcanzar cada vez más metas. La historia de Andrea y Sebastián nos enseña que tener metas claras e ir tras ellas con determinación puede llevarnos a cumplir nuestros sueños más grandes.
Con esfuerzo, perseverancia y apoyo mutuo, cualquier cosa es posible. Y así, los dos amigos continuaron su camino hacia el éxito, sabiendo que con metas claras y trabajo duro podían lograr todo lo que se propusieran.
FIN.